Ese tío que surfea una ola de 30 metros, soy yo en una de mis peores pesadillas. Ésta es una de las olas gigantes que se producen en Nazaré (Portugal) y tranquilos, que los tíos que están en el Faro no los alcanzará la ola, pues queda por medio, un precipicio o acantilado de mucho más que 30 metros. La ola puede equipararse a un edificio de 10 u 11 plantas, ¡no está mal la cosa!.
Siempre me pregunté que clase de piraos se montan en una ola gigantesca y si es que realmente aprecian la vida o su pellejo. Si yo sólo estando en el Faro que sale en la foto, estaría cagado patas abajo. Si ya sé la historia, la suelta de la adrenalina y demás pendejadas, pero una cosa es la adrenalina y otra muy distinta es cagarte encima y después de cagarme bien cagado, te vas directo al cementerio más cercano, que debe estar situado en ese acantilado. Bueno si encuentran los trozos de carne esparcidos por las rocas. Y hasta ahora, os hablé del surfista pirado, pero no lo hice del que conduce la moto que que se lleva al surfista hasta la cresta de la ola. Hay deportes que en realidad no son deportes, son desafíos a la vida y son un pulso a la muerte. Por cierto Nazaré es un lindo y precioso pueblo marinero, un poco postalita con sus barquitas todas bien puestitas, pero aún así es una preciosidad más que hay en nuestro país vecino. Ay!! Portugal de mis suspiros, ¡no sabes cuanto te echo de menos!.
Todo esto de la ola, vino porque hoy leí que en el último temporal en mi tierra gallega, hubo olas de más de 20 metros (un edificio de 7 plantas) y se batieron récords, bueno se batieron desde que hay medidores de olas objetivos, son boyas que transmiten la información vía satélite. Antes no se sabe, pues se hacía bajo la medición del ojo humano y ya sabemos que el ojo humano cuando quiere es muy exagerado y sobre todo cuando se habla de récords.
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