No me queda nada de tí
salvo la arena pegada en la miel de tus labios
salvo aquella roca al borde del precipicio
salvo el viento que con dulzura moldeaba tu pelo
y salvo la espuma que salía por una esquina de tu boca
y moría en la mía.
La verdad es que ahora te vivo en silencio,
en el recuerdo queda un espacio vacío de aire y viento
y una oquedad donde solo cabe mi cuerpo.
Ahora
somos sal y cuerpo
y antes fuímos
un sentimiento
o un fluído incandescente
que traspasó nuestros cuerpos.
Es bueno saberlo...
el aire y el viento
son sensaciones que a veces se tienen
y otras veces,
son sensaciones en las que se pudieron vivir
y yo me he instalado
en el mismo vértice donde el viento y el sol me dan de cara.
La noche
no me preocupa
la noche es mi aliada
y solo espero que su fuerza abra mis alas.
A veces y en alguna tarde
yo te espero...
se empieza a esconder el sol
oigo el latido de mi chimenea
y agudizo mi oído
esperando que tus nudillos golpeen la puerta.
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