UN DÍA COMO HOY...


Pues el día de hoy ya está pasado...y estoy envuelto en medio de la noche de éste irregular Martes y a punto de darlo por finiquitado. Martes día 3 de Diciembre y en mis tiempos lejanos un día como el de hoy estaba celebrando mi santo, bueno eso si me acordaba. Día de san Francisco Javier patrono de no sé que coño...Hoy empecé el día fatal y de buena mañana fui a llevar a mi hijo pequeño a su Instituto que está en el otro lado de ésta Isla y cuando lo estaba dejando me llaman de la central de emergencias y para decirme que hoy estaba de vuelos o de avión y porque así aparecía en su lista de turnos. Y yo ¿qué podía decir?...pues que lo sentía mucho por mi despiste estructural y disléxico y que como mucho...en media hora estaría en mi casa y ya dispuesto para lo que hiciera falta. Pues nada que a volar de buena mañana y yo cuando llevaba a mi hijo al Instituto, pensando como un puto imbécil en todo lo que tenía que hacer en otro día libre (me las prometía muy felices)...y la lista dentro de mi Cabeza se hizo interminable, pero gracias al puto avión de los cojones tuve que cambiar in situ de planes y de idea. Hoy, día de viento, día desapacible y además, sin lluvia...porque si llueve lo desapacible que sea el día me importa una mierda. Ésta Isla está seca y exhausta de agua dulce...aunque hubo unos cuantos días en que por fin se abrieron las compuertas del cielo y llovió como llueve en el Mediterráneo cuando llueve o sea, llovió a cubos y sin control ninguno (pero me temo que no fue suficiente lluvia). Ésta fue mi primera y segunda parte del día. La tercera fue llegar de nuevo a casa y después de volar por los aires insulares, tocó ponerse hacer la comida (dos de mis hijos comen conmigo y entonces somos 3 comiendo)
Cuarta fase, se acabó la comida y con el teléfono siempre en la mano, me senté una rato en el sofá. Eso sí y todo hay que decirlo, encendí primero mi agradable estufa de leña y bueno y casi me quedo dormido. Pero no me quedé y en cambio me empapé con unos documentales que hablaban sobre Corea del Norte. Y joder con el Kim de los cojones (su innombrable presidente), joder como se lo montaba y el menda se cargó a su tío (se supone que por disidencia, a su hermano mayor...más de lo mismo y al gato que pasaba por allí) y así dejó estos hermosos recados para el resto de su familia y para los altos miembros del partido "comunista" de su tribu). Y no sólo lo hizo él, antes lo habían hecho... su abuelo (el iniciador de la saga Kim) y su padre (segundo en la saga Kim). Pero lo más alucinante de todo, era ver a todo el pueblo norcoreano comiéndole los huevos al Kim y partiéndose la cara para demostrar quién es el más devoto a su puto amo Kim. Al final, parece que daba igual el tema y si ese día el Kim estaba de malas pulgas se cargaba al primero que le daba la gana.
La dinastía Kim... que creo que llegó hasta Cataluña y por eso el presidente catalán se llama, Kim Torra (debe ser primo o algo parecido). Bueno, pues volviendo al tema que nos atañe, el puto norcoreano de los cojones y Kim para los amigos, se dedicó a hacer pruebas con bombas atómicas y a cada cual de más alcance. Y como al Trump le gusta la gente o las personas que se rasgan la camisa por nada o por su patria o bandera de trapo, pues decidió hablar con él y así llegar a una serie de acuerdos, que en definitiva suponía que los norcoreanos se tendrían que meter los misiles de largo alcance por el mismo orto, pero claro a cambió de pasta y de otros favores que nunca llegaremos a saber. De todas formas digo yo, que como todos estos tinglados son cíclicos y la pasta y los favores llegan a tener su fin (porque todo se acaba y más cuando hablamos de pasta)...pues eso, que quién sabe si el años que viene o para el 2.021...se tendrán que volver a sentar para negociar de nuevo y porque de esas el tal Kim ya se habrá fundido la pasta de los yanquis y tocará otro acuerdo sobre bombas nucleares y de nuevo habrá más pasta sobre la mesa y otros intercambios de favores y mientras la tierra seguirá girando y yo volando por los aires insulares...












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JULIO CORTÁZAR