Como se decía en mi tierra de Vigo, que es gallega y que casi linda con Portugal de mi alma... "menos mal que nos queda Portugal" y cuando no nos gustaba lo que había por encima de nosotros (geográficamente hablando, claro). Y de verdad que menos mal...porque ahora que vivo en la isla de Menorca solo puedo decir..."menos mal que vivo rodeado de agua por todas partes". Y menos mal porque al ser isla pequeña y extraordinariamente coqueta y guapetona, hay que agradecer y mucho que no haya autopistas al cielo ni a pie de tierra y lo único que hay... es una especie de carretera comarcal que la atraviesa como una arteria abierta de cabeza a rabo, pero tampoco sin hacerle demasiado daño a la vista. Mar y mar y más mar y mar por todas partes. Mare Nostrum, decían los romanos y Mare Nostrum es lo que nos rodea por los cuatro costados y han pasado siglos y más siglos y casi nada ha cambiado en ésta pequeña y minúscula isla.
Y hoy y después de más de 3 años de vivir en tierra firme y en el puto secano y sin tocar ni por asomo el mar mediterráneo (solo con la vista y muchas veces), hoy por fin me lancé a la aventura naviera con un muy buen amigo y mejor compañero de trabajo y rumbo al horizonte más lejano y en su barco (dicen que el mejor barco que puede tener uno, es el del amigo...y espero que no me oiga y que no me escuche). Y como vivimos en una isla y como no podía ser de otra manera, nos fuimos a otra isla mucho más chiquitita pero igualmente preciosa y que atesora un majestuoso Faro vestido con su pijama de rayas blancas y negras.
La Isla se llama "Isla del Aire" y solo por su nombre merece la pena quitarse el sombrero y ponerse en pelotas y en genuflexión de rendición. La Isla del Aire tiene pocas cosas, pero las pocas que alberga tienen el mismo rasgo en común... el viento poco a poco la fue moldeando y hoy en día es una isla llana sin árboles y llena de matojos y pequeños arbustos. Pero la omnipresencia de su hermoso Faro parpadeante es tan bestial, que esa pequeña Isla no necesita arbolado y eso es mucho decir. Yo era de los que pensaba que sin árboles no se puede vivir.
Matojos medio secos y medio pelados, unas plantas llamadas vulgarmente "tragamoscas" y Lagartijas autóctonas por doquier. Lagartijas negras endémicas de ésta pequeña Isla (SARGANTANA NEGRA), que más que lagartijas parecen pequeños tigres hambrientos y por su gran boca y por sus inmensas ganas de comerse todo. Les tiras o les lanzas una miga de pan (que ya sé que se no debía hacer, pero...) y salen lagartijas negras a cientos o a miles o a millones y así y como decía el otro y así empiezan las peleas. Están vigorosas de tanto aire de viento que deben tragar, se mueven en movimientos eléctricos y con la destreza del que se maneja en su propio terreno. Como ya dije, son propias y autóctonas de la isla del Aire.
La isla del Aire de superficie de 34 hectáreas, perímetro de 3.300 metros y máxima altura de 15 metros. Vamos, un puto peñasco con un hermoso Faro, invadida de Lagartijas negras y de algunos cientos de conejos que me supongo que se dedicaran exclusivamente a comer y a follar como conejos. Y os voy a contar otra cosa...yo personalmente, nunca dormiría a la intemperie en la isla del Aire, pues observé que esa Lagartijas eran bichos demasiado espabilados, ágiles y rápidos como centellas y excesivamente voraces y la verdad que me da yuyu verme rodeado de cientos de miles de lagartijas negras olisqueándome por todas mis partes y valorando si comerme a mordiscos en ese instante o simplemente, dejarme para más tarde.
Estos reptiles autóctonos tienen una relación muy especial con unas plantas llamadas Drucunculus muscivorus o "tragamoscas" o rapa mosquera y voy a intentar explicarme. La planta tiene mecanismos de polinización muy sofisticados mediante los que engañan a algunos insectos, ya que imita el cadáver de un mamífero a través de una hoja grande, rosada y con pelos, y sobre todo un orificio del que sale un eje floral termogénico, es decir, capaz de producir calor, que desprende un fuerte olor a carne en descomposición. De esta forma, atrae a moscas que ponen sus huevos en la carne podrida, se introducen en el orificio y quedan atrapadas. Por eso, también se la conoce como 'tragamoscas", pero no es una planta carnívora.
Las flores masculinas y femeninas están en el interior del orificio, la mosca llega cargada con el polen de otras plantas y al intentar escapar lo suelta y fecunda las flores femeninas; después, estas flores cierran sus estigmas y las flores masculinas empiezan a producir polen que cae sobre la mosca, que después de varias horas es liberada para que acuda a otra planta y repita el proceso”. Y como anécdota hay una relación muy especial entre una planta y el reptil autóctono. La presencia de la planta (Drucunculus muscivorus) resulta muy beneficiosa para el reptil, pero de alguna forma esta relación también ha ayudado enormemente a la dispersión de Drucunculus muscivorus .
En 1999 había unas 3.000 plantas y ahora llegan a 35.000 en una isla que sólo tiene 32 hectáreas: “Es impresionante, toda la isla huele a cadáver en abril”, señala el herpetólogo. Los científicos se preguntaron cómo era posible y descubrieron que en el mes de junio, cuando el eje floral fructifica en forma de racimo, las lagartijas se lo comen y hasta el 95% de sus excrementos contiene la semilla de la rapa mosquera. De esta forma, la intensidad de la dispersión es formidable, un fenómeno de evolución ultrarrápida. “Antes pensábamos que este tipo de cosas ocurrían a lo largo de muchas generaciones y de miles de años y ahora se sabe que pueden suceder muy rápido. La relación entre la planta y la lagartija causó tanto impacto que apareció en uno de los capítulos de la serie de la BBC Life in Cold Blood del famoso divulgador David Attenborough. Que por cierto, yo no tengo ni puta de quién es ese tal David Attenborough...pero si dicen que es famoso...pues lo será y punto y pelota.
Pues hoy he aprendido más que en toda mi carrera de medicina. Además, me ha encantado la historia que os acabo de contar y tanto me ha encantado que estoy pensando que cuando me quede tieso como una mojama al sol, que me lleven de extraperlo (legalmente no va ser posible) a la isla del Aire y que allí me polinicen esas asquerosas moscas y como les pasó a las plantas "tragamoscas" y que dispersen mis células medio podridas por toda la isla del Aire y ¿quién sabe? y a lo mejor me pasa que me reencarno en Lagartija negra (o como se dice aquí en Menorca, en Sargantana negra). Yo en concreto sería una Sargantana negra con sangre gallega y eso daría lugar a otra nueva subespecie de Lagartija negra y a la que le gustaría el Lacón con grelos y la Empanada de Xoubas o de.Zamburiñas...y como no...no podría olvidarme de los sabrosos Percebes.