No quiero una soledad inconsolable

 

No quiero una soledad inconsolable,

pero tampoco quiero que me barnicen con falsas promesas.

Yo prefiero la honestidad cruda

las largas tardes de conversaciones infinitas

los domingos al sol

el dulce calor de mi chimenea

la sinceridad apabullante

el olor a leña que sale por mis fisuras

el deseo que campa por mis carnes

el temblor de mis estremicimientos,

el exabrupto de mis dudas compulsivas,

mi idea de tener sin poseer,

mi nostalgia desatada y fuera de sitio.

Yo prefiero a mi querido ánimo

y pido mis disculpas

por sólo querer ver mi propio ombligo.

Pero es que a veces

el espejo te engaña

y te hace ver...

que eres tú mismo el que estás ante él.


Ahora


Ahora que vivo dentro de mi propio globo

tengo la obligación de comprender

que lo obsesivo es veneno para mí

que los recuerdos se cogen o se esconden detrás de lo que sea,

pero que jamás podrán ser olvidados 

y que detrás de mi memoria

hay un campo minado.

A veces recuerdo algo

y exploto

y en otras

me emociono como un niño incomprendido.

Pero en realidad

soy un viejo que de cada vez

recuerda menos.

NO TE PREOCUPES DULCE CRIATURA

 

No te preocupes dulce criatura

todo nos irá bien.


Largo ha sido el camino del hasta éste momento

pero más largo es la desilusión que atrás nos hemos dejado.


Ahora,

todo aquél almacén tan lleno de sentimientos,

tiene ecos que resuenan a hueco.


Ahora

no tengo muros que romper

ni palabras por decir o maldecir

ni ideas que me hablen mal o bien de ti.


Ahora

todo lo que tengo a mi alrededor

tiene mi sabor y olor

uso la misma colonia que ayer

(mentira, la he cambiado),

mi piel conserva el mismo aroma a persona

y mis ideas están tan locas como lo fueron anteayer.


Ahora ardo

y sé que me puedo quemar

y es que no tengo quién me pueda apagar

el volcán que llevo dentro.

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Elvira Sastre

 

Tenía en su cabeza una locura preciosa.

¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella?.

REFLEXIONES DE UNA TARDE OTOÑAL...

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Reflexiones de una tarde otoñal...
bombillas encendidas en la noche más oscura,
mañanas de inmensa ternura,
amaneceres brillantes,
desayunos con diamantes,
estrellas de mar,
estrellas dotadas de fugacidad,
musgo en las retinas,
mi cristalino deprimido y encogido,
opacidad en las ideas,
espesura en mis valles cerebrales,
nubes algodonosas sobre mi techo,
telarañas en mi vida
y todas penden
de una placenta que se agarra a mis intestinos
con dedos, brazos, uñas y dientes,
y con su mente pendiente de lo que voy hacer al día siguiente,
en fin... son reflexiones de una tarde otoñal,
hoy caen las hojas de un árbol,
hoy crecen setas en todos los rincones,
hoy mi vida no va a dar un giro completo,
lo dará y como mucho de 45 grados y no más,
será como dar un paso más hacia el ocaso de ésta tarde otoñal.

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PRAZA DA QUINTANA

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Me encanta ésta foto. Un tiovivo en medio del viejo granito de la Praza da Quintana (Santiago de Compostela). En ésta ciudad estudié y pasé y estuve, un millón de veces en ésta preciosa plaza compostelana. Si agudizáis mucho la vista, me veréis sentado al fondo a la derecha sobre un escalón de piedra (es broma). A la izquierda está la Catedral de Santiago, siempre hermosa, bella y alucinante. En los buenos días de sol otoñal y primaveral, las escaleras que veis al fondo se llenaban de estudiantes bulliciosos (entre ellos, yo), nos poníamos a charlar como lagartos al sol que más calienta, mientras iba transcurriendo la tarde o la mañana a ritmo suave y lento. La acústica de ésta plaza era cuando menos que acojonante y un buen concierto en directo en ella, era como estar en el mismísimo cielo. Cuantas conversaciones, risas, abrazos, besos, retendrán éstas ancestrales piedras. Y vuelvo a mirar ésta foto y no me pongo a llorar de nostalgia y alegría....porque después me tendría que secar las lágrimas. Y eso no me apetece y porque a éstas alturas de mi vida sería para mí demasiado trabajo. Prefiero sorberme los mocos...mientras sigo recordando.
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José María Zonta


 Nadie aprende a volar

hasta que inventa un cielo.

DE LA SED (Josefa Parra Ramos)

 














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Quitadme incluso el mar;
incluso el apretado cauce de los arroyos,
las acequias ruidosas de insectos, los estanques
donde los peces muerden la soledad del agua;
quitadme la tormenta,
los carriles de lluvia resbalando en el vidrio,
el rocío que preña de gotas los jarales,
la humedad de la noche lastimando los trigos.
Quitadme incluso el mar.
(La única sed que temo es la sed de su boca).

Karmelo Iribarren

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Esas mañanas de domingo,

en invierno,

a primera hora:

las calles recién regadas,

el aire fresco, limpio,

el olor a cruasán de las cafeterías,

la locura de los pájaros

Como si la vida te dijese:

mira, aquí me tienes, vuelve a intentarlo".


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EN CUANTO AMANEZCA

 

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En cuanto amanezca,
nos subimos a esa nube,
iremos desnudos como dos caracoles sin caparazón,
compraremos billetes de ida y vuelta
y con viento de popa
trazaremos rumbo a lo desconocido.
Nunca es tarde para viajar,
ni los años son muros de piedra,
ni la ansiedad es una ciénaga llena de monstruos,
a veces,
volver atrás es otra manera de avanzar.

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GEORGE ORWELL