El otro día me decía uno: "te veo como más desilusionado". Y yo me quedé pensando...más desilusionado estará tu madre. Desde luego mi ilusión hacia los demás esta hecha añicos, pero lleva años hecha añicos (no es algo nuevo y que me ocurra ahora). Me quedan pocos amigos y los poco que tengo no sé cuidarlos como se merecen. Tengo días y horas y minutos en que los adoro y hasta la extenuación, pero tengo otros momentos e instantes, en donde me impongo distancia y no por desprecio, pues no soy tan gilipollas como para despreciar de motu propio a mis mejores amigos. Yo lo vivo como su sufriera "ataques de ausencias temporales" y de repente es viernes y una riada de mierda ha pasado por encima de mi cabeza. Y aquella persona que era tan importante, de repente se ha convertido en un grano de arena en el culo.
Sí, a veces me siento bipolar y nunca llegaré a saber, si sentirme bipolar es un puto alivio de mierda o es una disculpa más inventada por mi mente perversa y por eso del quedar bien conmigo mismo. Yo maté al otro...pero porque soy bipolar. Yo te he querido tanto...pero tienes que entender que soy bipolar...y ahora y de repente, te he dejado de querer tanto. Y suena a puta disculpa. Y suena a palabras de cabrón redomado. Pero lo que es innegable, es que toda una realidad palpable, la puedes tocar y sentir sus latidos de animal desbocado. Nadie me podrá decir nunca: "tú no me has querido con toda tu alma", porque no es verdad. Yo he querido hasta sentirme un ser dentro de otro ser y hasta me he convertido en un ser puesto del revés y con el alma puesta a los pies de la otra persona.
Lo pude hacer mejor...pues seguro que lo pude hacer mejor. Pero visto lo visto y dado el zarandeo que te va dando la vida: "lo pude hacer mejor pero no fuí capaz de hacerlo mejor". Creo que cuando estaba llegando a la cima de un sentimiento, había algo que al mismo tiempo, me hacía ver el vértigo del precipicio y eso me hacía parar en el momento más álgido de mis emociones. Al final, siempre es el miedo el que predomina. Por miedo hemos hecho cosas bestiales y contradictorias, hemos hecho lo que nunca pensábamos que seríamos capaces de hacer. Hemos traicionado, hemos sido el prototipo de seres cobardes que nunca quisimos ser y hasta nos hemos idoa la cama, con (casi) nuestro peor enemigo. Un día nos despertamos bajo la mirada de otro ser que decía odiarte. Sería un mal día, sería que de aquellas perdiste tus principios o sería que tus principios no valían lo que pretendías que llegaran a valer. Total, tus principios se pueden vender. Ahora bien, mi vida no se puede vender. La persona que realmente me quiso me seguirá queriendo y la que parecía que me quería, seguirá escondida bajo su caparazón. Y allí mismo se morirá.