26 de enero, viernes


 26 de enero, viernes. Y claro y por ser viernes debía estar alegre y contento, pero va a ser que no y no que no esté contento y porque realmente lo estoy. Lo que quiero decir, es que ahora me da exactamente igual que sea viernes, lunes, martes o jueves y mi alegría en este aspecto va a depender de los días libres que tenga por delante. A aprtir de tres días de libranza, me siento contento y no digo, feliz y porque seguro que por ahí hay algún capullo, que dirá que uno nunca se puede ser feliz del todo y porque la felicidad no solo depende de nosotros. Vale y lo comprendo, pero si yo quiero sentirme feliz por un día o por un momento, nadie me va a quitar ese placer. Vamos a ver, no creo que uno pueda feliz todo el rato y en plan perpetuo, salvo, claro está, los que viven en el puto limbo de la vida y que pase lo que pase serán felices igualmente. De la felicidad depende su existencia, en cambio la mía depende de multitud de factores que ahora mismo me sería imposible enumerar (porque en realidad, no me apetece).

Pues volviendo al principio, uno de esos factores son los días de libranza (días en los que no curro) y que por ejemplo puedo dedicar a escribir o ir al gimnasio o jugar un partido de padel o ver una buena película acompañado del calor de mi estufa de leña. Y en este mismo momento me siento feliz, escribiendo y con música de fondo de Sting. No pido mucho más. Afuera la noche está tras el crsital de mi ventana y frío frío...tampoco hace, pero hay la humedad desbordante que puede haber en una isla. Frío húmedo que es el peor de los fríos. Nada te abriga adecuadamente y la humedad te cala hasta la médula de los huesos. Pero insisto, para eso tengo encendida mi estufa de leña y todo ese conjunto: música de Sting, la escritura y el calor de mi estufa de leña, crean un ambiente tan especial que es imposible no sentirse feliz y contento.

Fluye todo y todo se desliza como si cada una de las partes forman parte del todo y el todo dependiera de cada una de las partes. Si falla la música, la jodimos. Si no escribo lo que quiero decir, la música me suena desafinada y el calor de la estufa se me pone en contra. Y sin estufa de leña, no funciona ninguna de las otras dos cosas y todo mi tinglado se desmontaría como un castillo de arena. Hay que ser feliz...lo que dure y mientras dure...disfruta del viaje.

















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