En el observatorio que tengo dentro de mi cerebro
todo se pondera y se ordena
y de más a menos o de menos a más
se hace en cantidad y en cualidad
y existen los iguales,
pero los iguales desde el observatorio que llevo dentro
tiene que ser iguales por ambos lados
tanto por dentro, como por fuera,
por su fuero interno y por su aspecto externo,
por su piel y por sus entrañas
y por supuesto,
por la textura de sus huesos y la dulzura de sus versos.
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