NUESTROS SUEÑOS

 

Me siento preocupado por el acontecer de los acontecimientos. Me preocupa el día a día y el aburrimiento que a veces se produce porque sí o porque no. Me preocupa la corruptela de los políticos que tenemos y todo su choriceo de ave rapaz. Me preocupan los desahuciados y los parados que hay y los que habrá. Me preocupan los derechos civiles, libertades sociales y por supuesto, los derechos laborales. Me preocupa que esto no cambie y que tampoco haya una alternativa clara, concisa y radical. En fin, me preocupan tantas cosas que ya no sé de que tengo que preocuparme. Quizá debía empezar a preocuparme por mí...pero hoy no es el día de preocuparme de mi existencia.
Por tanto no me voy a quedar en esa fase, en la de estar, llorar y quedarme preocupado solo por mi existencia, porque simplemente esa actitud fomenta el inmovilismo de las ideas y corres el peligro serio de quedarte tal estatua de sal. Prefiero seguir hacia adelante y repartir estopa a todo lo que se menea y respira. Ahora bien y tengo que decirlo claro (además de a voz en grito), tampoco tengo una alternativa idónea y profundamente meditada, tengo apuntes, tengo pequeñas pinceladas que a veces están mal pintadas. Repito, tengo pinceladas y unas cuantas ideas sueltas dentro de mi hueca cabeza, pero señores ¿qué le vamos hacer?...uno es humano y yo solo no puedo con y contra todo. No puedo ser soldado en el frente y al mismo tiempo ser un ser clarividente que desglosa su estrategia y planifica sus tácticas con rigor de una mente clara y planificada. Lo siento, no puedo diseccionarlo todo y al mismo tiempo, estarlo cosiendo. Yo creo que somos muchos los que estamos preocupados y quizá si sumamos hagamos algo, pero yo solo predicando y sin saber a quién y para quién predico, creo que no va a ser suficiente.
Me gusta creer que el mundo puede cambiar. Me gusta pensar que puede haber igualdad y libertad y trabajo y trabajo bien pagado y en condiciones y que el hambre desaparecerá de la faz de la tierra. Sí, me gusta pensar eso, como me gusta soñar que el dinero no es necesario o que nadie nace por encima de nadie, ni que el agua potable es una propiedad privada que sirve de negociete (para unos pocos) a costa de nuestra sed. Por soñar que no quede, soñar de momento es gratis y es lo único que no nos pueden controlar los gobernantes de nuestro globo terráqueo... ni vía internet, ni siquiera con los drones espías o con los satélites que nos vigilan desde el espacio estelar. Los sueños son nuestros y es el último poder que nos queda. Por tanto soñemos y sigamos soñando. Y sino nos dejan soñar...pues... seguiremos soñando.





















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