Malena tiene nombre de tango (eso dice la canción)
y yo tengo nombre de sueño.
que no es mío y porque fue adoptado,
porque según la declaración de los derechos humanos
todos podemos cambiar de sexo y hasta de personalidad
...y...
¿y porque no de nombre?
no todo tiene que acabar frontera,
en límites, en alambradas que delimiten nuestro pensar y sentir...
Yo quiero ser del país de nunca jamás
porque allí no hay amores eternos,
ni hay nombres condenados a la perpetuidad,
ni las ansiedades se hacen permanentes
ellas allí, fluctuarán con las mareas y las lunas.
Hay algo evolutivo dentro y fuera de nosotros,
la piel se descama y se transforma en piel más dura
los párpados caen como persianas agotadas de tanta querer ver lo
que nunca pudimos ver,
los huesos se deslustran como esponjas de mar,
y todo, se hace más ciego, más cansado y más desgastado
todo se viste de sepia y de vacíos rotos,
mis fotos son así,
rotas por el paso del tiempo,
carcomidas por hambre de ratones que se encondían en los cajones,
amarillentas por tantos tonos otoñales,
y en cualquier esquina de una de esas fotos, aparezco yo...
como escondido,
como medio borrado y difuminado,
como si mi cara fuera volátil
y de mis hombros salieran alas...
y Malena no tiene nombre de tango
y yo (me llamo, Bruno) tengo nombre de sueño.
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