Todo lo que ocurre a mi alrededor,
no es producto de la casualidad,
ni siquiera está cuasado por la buena suerte.
Todo lo que ocurre a mi alrededor,
me lo he ganado a pulso
y con el sudor de mi frente.
Arduos esfuerzos me ha costado,
papeleras llenas de folios rotos y arrugados,
miles de bolígrafos se quedaron sin tinta,
y he sufrido calambres en los dedos.
No me escondí de nada,
no huí con la cabeza gacha,
en todo momento dí la cara,
y si hubo que enfrentarse con viejos dragones de otros cuentos,
allí estaba yo con mi espada de fuego.
Yo abrí heridas mal cicatrizadas,
metí el dedo en las llagas,
urgué en cerebros ajenos,
escarbé en mi propia historia,
y despaché asuntos pendientes,
todo eso hice yo,
y si no hice más,
es porque todo requiere su tiempo.
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