JUEVES 5 DE DICIEMBRE DEL 2.019

 Jueves día 05 de Diciembre, víspera de festivo en España, aunque yo mañana trabajo, pero bueno de alguna forma tendré que pagar estos 4 días que llevo libres y rascándome los cojones (como los monos, sólo que ellos aprovechan a tope el asunto y no paran de echarse pajas, son los monos pajilleros). Bueno pero mi tema de hoy no va de eso, no va de pajas ni del resto de guarradas que a decir verdad, que a mi me gustan tanto. Mi tema de hoy no va de nada y va de lo que vaya saliendo y si sale algo interesante me apunto y sino me borro o me hago el ovni (objeto volador no identificado). Hoy es un día típico después del temporal, por tanto es día de calma, sosiego y de medio sol primaveral después de las inundaciones de los dos últimos días. Hoy era un día de salir a la terraza y de darle unos mimos cuidadosos a mis plantas y eso hice y podé por aquí y podé por allá y mientras podaba hablé con una vecina y después lo hice con la otra (hable medio minuto con una y dos minutos con la otra)...tampoco hice un congreso vecinal y porque mi lema cuando estoy en modo terraza es el silencio y porque en silencio hablo mucho mejor con mis plantas y además, para hablar con los humanos ya tengo todo el resto del día. De todas formas yo tampoco soy de hablar demasiado y muchas veces prefiero decir las cosas escritas o simplemente no decirlas y para así decirlas más adelante. Porque tampoco soy mucho de callar las cosas, tarde o temprano, las tengo que decir del derecho o del revés o enmarañadas. Procuro narrarlas en orden cronológico, pero bueno también me vale el orden ilógico.

Yo de pequeño le preguntaba a mi abuela que para que llevaba una ristra de ajos dentro de la faltriquera (bolso que se llevaba antes  a modo de mariconera o sea atado a la cintura) y ella me decía sin pensárselo dos veces: "es para espantar o meigallo" (o la mala suerte o el mal de ojo)...Pues mi abuela murió con su ristra de ajos dentro de su faltriquera y quizá lo hizo para tener buena suerte en su largo viaje. Mi abuela iba vestida de negro desde los pies a la cabeza y era bajita y silenciosa...era como si andara por la casa de puntillas y escondiéndose entre las sombras. Llamaba la atención todo el fajo de llaves que ella portaba...llaves de todas las puertas de las habitaciones, llaves de todos los cajones que a su vez llevaban llaves (que eran casi todos), llaves de muchos armarios...Y con su tintineo de llaves era como sabías que venía o se alejaba de ti (aclaro antes que nada, que a la otra abuela no la llegué a conocer y porque se murió antes de tener el gusto o no de conocerla). Por tanto, sólo he tenido una abuela...una abuela prudente y silenciosa que apenas me dijo nada....pero por lo que yo observaba tenía una autoridad de mil carajos. Poder, llaves y ajos y el lutuoso negro que ella siempre portaba. No recuerdo ni una muestra de cariño por su parte, ni una pizca de entusiasmo por nada...yo simplemente recuerdo el titubeo de su manojo de llaves, el deslizarse entre las sombras, el tono de su voz de mando y ordeno y como sus órdenes eran cumplidas sin ninguna réplica (por mi padre, tíos y tías de mi familia paterna).




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