Si por la vida hubiera más gente mágica
quizá nos olvidaríamos mejor de lo real
de lo que se toca
de lo que se oye o escucha
de lo que se habla y se dice,
de lo falso y aparente,
de la injuria y de la mentira,
de la falsa promesa de paz,
y dado que somos seres humanos,
con un poco de magia, un poco de ganas y otro poco de sal,
quizá se pudiera cambiar al mundo
y hacerlo más mágico e irreal.
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