Pero bueno, te vas por el río Orinoco y pasa lo mismo. Y te vas al Vietnam y más de lo mismo y te vas a la mierda y allí te los encontrarás a todos. El mundo se hace pequeño ante ese espíritu tan viajero y al que le encanta desplazarse en masa. Y ¿adonde va Vicente?...adonde le lleve la corriente de masas que funciona como inmensos bloques de hielo que a su vez serán desplazados, por las corrientes marinas que a su vez, mueven el globo terráqueo. Y detrás de un guiri hay otro guiri y detrás de éste hay miles y millones de guiris haciéndose fotos y selfis. Siempre hemos pensado que la Tierra sería invadida por extraterrestres y nos habíamos equivocado, pues esos extraterrestres somos nosotros mismos que vamos invadiendo los mejores paisajes y como una máquina de guerra destructora, los vamos convirtiendo en sitios desencantados y deslustrados. Es decir, le chupamos la savia y los dejamos tiesos.
¿Qué exagero?. Y un huevo. Y casi no queda sitio en el mundo donde en el mes de agosto, no esté invadido por las hordas guiris. Son ejército invasivo y destructivo, que como todo lo que funciona en masa no se atiene a razones. Y los primeros serán empujados por los segundos y los segundos por los terceros y el penúltimo de la fila, por el último en funciones. Y así se mueve esa masa amorfa y deforme, masa que no tiene ni pies ni cabeza, que carece de principios y porque sólo tiene un objetivo, salir él o ella, en sus putos selfis de mierda. Sin darnos cuenta de ello, hemos criado al monstruo dentro de nuestras propias entrañas y ahora el monstruo sólo quiere devorar selfis y a costa de la destrucción total de todo lo que se menea y que apenas respira.
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