No voy a llorar por cada vez que respiro,
porque mis ojos son de cristal
y porque en mi alma no tengo más cabida.
No quiero que tú sufras lo que yo he sufrido
ni que me des lo que yo no te dado,
no quiero recibos que vayan a tu nombre
ni deudas que vayan con el mío.
Los dos hemos construído
y ahora, que estamos en época de demolición
no es el momento
del si yo hice
y tú no hiciste...
de si aquél maldito día en que todo se hizo de noche,
no hubieran llovido reproches
quizá bajo nuestros pies
hubiera vuelto a crecer la hierba.
Pero me temo que eso
nunca lo llegaremos a saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario