4 y 20 de la mañana...suena el móvil. Me digo...no puede ser...pero fue. Me llaman para trasladar a un descerebrado (en el mejor sentido de la palabra) por una hemorragia cerebral a la vecina isla de Mallorca (La isla mayor, la madre de todas las Islas). Bien...todo bien y a joderse toca...fue mi primer pensamiento a esas horas de la mañana. Mi segundo pensamiento fue... ¿a lo mejor, se han equivocado? y ahora me volverán a llamar para decirme que se confundieron de isla y que acepte sus humildes disculpas. Pero nadie me volvió a llamar. Así que... a la puta ducha y después de una rapidísima y breve cagada, pero eso sí, muy entrañable. Me acicalé un poquito, un poco de desodorante por aquí, otro poco de colonia fresca y agradecida por el otro lado y como último acto antes de salir de mi casa, me tomé todo el pastillamen que zampo todas las mañanas. Cuatro pastillas del ala. Llevo 7 años tomando 4 pastillas todos los días y no he faltado ningún día a la cita. Mi compromiso en éste aspecto es digno de toda mi admiración. ¿Y que haces mejor en tu vida? y yo tendría que decir... pues tomar todos los días y de buena mañana, las 4 pastillas que me corresponden para no quedarme tieso en cualquier momento y por no haberme tomado mis 4 pastillas.
Bueno prosigamos... por fin conseguí salir de mi casa (éste proceso me llevó exactamente 20 minutos y 4 segundos). Ya sé que pensáis que me estoy cachondeando de vosotros y es así, me cachondeo lo que puedo y me dejan. Después, me monté en mi supersónico buga de color rojo sangre y en 10 minutos estaba y en cuerpo presente, en mi hospital de referencia (que además, es el único Hospital público que hay en la Isla) y por eso no tiene pérdida. Llegué en el tiempo previsto y no me di un beso porque no me gusta darme besos a mi mismo en plan empalagoso. Ahora debería venir, la fase de preparación del paciente y así fue...pero antes tuve que decirme a mi mismo que estaba demasiado dormido y un poco de agua en la cara me vino muy bien. Pues sí, ahora tocó la fase de embalsamiento del paciente y venga bombas de perfusión con varios tipos de drogas y venga a poner en marcha el puto respirador de los cojones...relación inspiración espiración 1:2. PEEP de 7. Frecuencia respiratoria de 14...etc... y no sigo porque no quiero aburriros en demasía, ahora bien os puedo asegurar que fue convenientemente empaquetado y sin salirse del puto protocolo que hoy en día hay para todo.
Meter al paciente por la estrecha puerta del avión es otro poema muy interesante. Entra a lo justo y hay que empujarlo como a un supositorio por un ano lleno de cables y almorranas (me gustaría ser más fino pero no puedo y además me es imposible). Pues ya íbamos sobre las 6 de la mañana y el tiempo como siempre, avanza a la velocidad del sonido. Y entonces pienso...si yo entro a currar otra vez a las 8 de la mañana y a éste ritmo tan caribeño y porque no quedaba otro remedio dada la complicación de la faena, voy a llegar de vuelta a las 11 de la mañana. Por tanto corro el peligro de que se me monten dos guardias y que acabe una mal y que empiece la otra de la peor manera. Lo digo y expongo el peligro a quién me ordena y manda (porque también soy un mandado, como lo somos todos). Entonces decidimos (mejor dicho, ellos deciden) acortar los tiempos y cuando llegue al Aeropuerto de la Isla vecina con el enfermo, me lo irá a recoger una UVI móvil de la misma Isla madre.
Al final, el paciente llegó bien. Es decir llegó bien porque salió de aquí intubado y cuando llegó a la otra Isla siguió estando intubado (quiero decir, que no llegó andando y cantando canciones de Bertin Osborne y porque sino sería para...para... y voy a decirlo claramente, para suicidarse y cortarse las venas). Lo voy aclarar un poco más, no presentó mejoría ni empeoramiento. Paciente en estado neutro y en tiempo de espera o como dicen algunos, paciente en pronóstico reservado. Bueno, el tipo iba directo a que le drenaran el coco con un tubo de drenaje, que es un tubo como todos los tubos, sólo que éste es un tubo de drenaje. Y en teoría por ahí tendría que salir toda la sangre acumulada dentro de su coco. Y sangre, sudor y lágrimas y la sangre era la del paciente y el sudor y las lágrimas eran las nuestras ( en la vida como en todo, hay que poner algo de patetismo exagerado y porque sino se pierde mucha emoción y demasiada pasión por las cosas). Pero el paciente llegó enterito y nosotros nos volvimos de regreso en nuestro avión de juguete y al final mi retraso en la entrada de guardia fue de 30 minutos y ni uno más y ni uno menos. Y menos mal que mi compañero saliente me cubrió esa media hora. Y todo salió bien y otro día os contaré otro cuento maravilloso... Y la conclusión de mi cuento de hoy, es que el fondo...casi todo va saliendo bien y sino sale bien hoy, pues saldrá mañana.
Bueno prosigamos... por fin conseguí salir de mi casa (éste proceso me llevó exactamente 20 minutos y 4 segundos). Ya sé que pensáis que me estoy cachondeando de vosotros y es así, me cachondeo lo que puedo y me dejan. Después, me monté en mi supersónico buga de color rojo sangre y en 10 minutos estaba y en cuerpo presente, en mi hospital de referencia (que además, es el único Hospital público que hay en la Isla) y por eso no tiene pérdida. Llegué en el tiempo previsto y no me di un beso porque no me gusta darme besos a mi mismo en plan empalagoso. Ahora debería venir, la fase de preparación del paciente y así fue...pero antes tuve que decirme a mi mismo que estaba demasiado dormido y un poco de agua en la cara me vino muy bien. Pues sí, ahora tocó la fase de embalsamiento del paciente y venga bombas de perfusión con varios tipos de drogas y venga a poner en marcha el puto respirador de los cojones...relación inspiración espiración 1:2. PEEP de 7. Frecuencia respiratoria de 14...etc... y no sigo porque no quiero aburriros en demasía, ahora bien os puedo asegurar que fue convenientemente empaquetado y sin salirse del puto protocolo que hoy en día hay para todo.
Meter al paciente por la estrecha puerta del avión es otro poema muy interesante. Entra a lo justo y hay que empujarlo como a un supositorio por un ano lleno de cables y almorranas (me gustaría ser más fino pero no puedo y además me es imposible). Pues ya íbamos sobre las 6 de la mañana y el tiempo como siempre, avanza a la velocidad del sonido. Y entonces pienso...si yo entro a currar otra vez a las 8 de la mañana y a éste ritmo tan caribeño y porque no quedaba otro remedio dada la complicación de la faena, voy a llegar de vuelta a las 11 de la mañana. Por tanto corro el peligro de que se me monten dos guardias y que acabe una mal y que empiece la otra de la peor manera. Lo digo y expongo el peligro a quién me ordena y manda (porque también soy un mandado, como lo somos todos). Entonces decidimos (mejor dicho, ellos deciden) acortar los tiempos y cuando llegue al Aeropuerto de la Isla vecina con el enfermo, me lo irá a recoger una UVI móvil de la misma Isla madre.
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