Por no tener,
no tengo nada más que el poder de mis dedos,
con ellos escribo y a veces maldigo,
con ellos parezco un ser expresivo
con ellos rezo y suplico
con ellos me rebelo ante el cielo,
y así tomo posesión de mi reino terrenal.
Por mis dedos tiene que pasar todo lo que veo:
el mar, el viento, un sentimiento,
la arena, la luna, aquél destello fugaz,
la tierra, la roca, la estrella que flota en aquella nebulosa,
la lluvia, la tarde y la luz de este pequeño pueblo.
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