VERANOS

 Yo en mi infancia y lo recuerdo perfectamente, sabía por los animales que teníamos en casa, cuando el verano estaba a la vuelta de la esquina. Poco a poco se iban poniendo más nerviosos e irascibles. Se peleaban mucho más entre ellos y de noche, estaban mucho más inquietos, O era yo ¿el que me iba poniendo más inquieto?. Y puede que fueran ambas cosas. Los animales domésticos (Gallinas, Gallos, Patos, Gansos y por otro lado, estaba el Perro) sabían que por esas fechas se iba a producir un cambio de lugar y sitio y al mismo tiempo, yo y mi perro, también activábamos nuestros detectores del verano y porque el verano significaba libertad o por lo menos, algo más de libertad. 

A finales del mes de Junio venía a mi casa una furgoneta tipo camión que se cargaba con todos nuestros enseres de muebles, animales y diversos utensilios que serían transportados hasta la casa de la playa. Que tampoco estaba pegada a la playa, pero que tenía unas vistas a la ría de Vigo que cuando menos eran espectaculares. Pero de eso tardé años en enterarme, que esas vistas las iba a perder para siempre...pero bueno, en mis retinas llevo esas vistas grabadas a cincel y martillo. Me acuerdo que mi padre amaba aquella casa de la playa y mi madre, decía que también...pero lo de mi madre siempre fue un querer y no poder. Mi madre me decía...hijo ves aquella isla, la de Toralla (pequeña isla situada en la ría de Vigo) y yo le decía que sí...pues hijo pudo ser nuestra...pero no lo fue porque tu padre es un cobarde que pudo comprarla en su determinado momento...Y claro, cada vez que veía la isla de Toralla me acordaba de la cobardía de mi padre al decir de las palabras de mi madre. 

Hay cosas en que me parezco a mi padre y quizá la cosa que más me gusta y que mejor recuerdo de él, es el saber disfrutar de las pequeñas cosas y hacer de aquella casa un gran palacio y de aquellas maravillosas vistas el mejor decorado que podía haber. Y de mi madre ¿que he heredado?...pues quizá la perseverancia y la cabezonería del puto terco. Aún llevo sobre mis lomos sus putas frases sobre el tesón con el que se deben hacer las cosas y que en ésta vida lo que hay que ser, es ser orgulloso por encima de todo. Y no te fíes de nadie. Y sé ambicioso y competitivo. Mi padre no tenía frases concluyentes y en general era más tranquilo pero cuando le tocabas el genio, era como un toro enfurecido sin control ninguno.

Y llegaba el verano en la casa de la playa. Y a principios del mes de Julio se hacían las fiestas del pueblo, que tampoco eran para echar cohetes, pero era lo que había y además, con aquellas putas fiestas de mierda, mis padres se relajaban de esfínteres y nos dejaban vivir en paz mientras duraba la alegría festiva. Pero me acuerdo, que yo nunca fuí mucho de fiestas y porque nunca le encontré su aquél a las fiestas y hoy en día, aún no sé en que consiste su tan particular atracción (en realidad, no sé lo que me pierdo en una fiesta). Yo iba a la fiesta y sacaba a bailar a las chavalas, pero lo hacía porque era lo que se tenía que hacer...pero en el fondo la cosa me aburría un huevo...pero claro, no sé podía decir y porque sino mis padres se encargarían de decirme....pues hijo no vayas y por ponerte tan tonto...no vas a ir a la fiesta. Y era lo que me faltaba...

Después venía el pasar de los días veraniegos. Primera hora, regar la huerta, los árboles y las cuatro plantas (que por cierto, eran feísimas y porque el amor de mi madre por las plantas era de aquella manera en que la educaron a ella). Se acababa de regar y se pasaba al siguiente paso y era el paso más agradecido del día y era bajar a la playa. Playa y puto sol, baño en agua de mar y más puto sol. Tosías y más puto sol. Y aún encima a mi madre le daba por meterse en un puto hoyo de arena y ni la brisa ni el viento nos salvaba de aquella quema inhumana. Y mi madre a los 80 años se siguió quemando al sol y yo en cambio, veo el sol ahí arriba y pienso enseguida, en lo que bien que me siento bajo las deliciosas sombras que me brinda la vida...


 




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