Hay el gusto,
por haberte conocido.
Y hay la pena,
de llegar a conocerte.
El gusto del principio
eran las ganas de quererte
la pena del final,
era que te había visto actuar tal y como eres.
Hay el gusto,
por haberte conocido
y hay la pena,
de llegar a conocerte.
El gusto del principio
eran las ganas de quererte
la pena del final,
era que te había visto actuar tal y como eres.
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