LA MUERTE DIGNA. Parte 1ª

  Cuando se te presenta  de sopetón una oportunidad delante de tus narices, debes saber al menos, torearla. Es bueno, que lo inesperado presente sus credenciales, aunque sea de esa forma, de repente y sin previo aviso. Lo importante es que las alarmas, se te disparan y eso te hace, sentirte vivo. A veces, es verdad que lo novedoso no trae noticias buenas y si te coge con las defensas bajas y entonces, menuda hostia te llevas. Pero que sería de nosotros sin nuevos retos, sin nuevos desafíos, pues, seríamos unos huevones y por eso necesitamos estar siempre estimulados. Cuando las cartas te vienen malas, al principio te quedas en blanco y sólo sientes que te cagas pata abajo. Es la fase del gran hostión. Al cabo de un buen rato si por fin has conseguido mantener una cierta distancia de lo que te agobia, empiezas a repasar tu situación, mejor dicho, tu nueva situación y es cuando te replanteas lo que habías pensado anteriormente. Ésta es una fase de lucha, donde se enfrenta lo nuevo a lo viejo, en un determinado momento te confirmas lo que ya pensabas antes del último evento y en otros momentos vas cediendo e introduciendo lo nuevo. En ésta fase poco a poco vas admitiendo nuevos planteamientos y por tanto ya te vas adaptando a la nueva situación. Al final del día, si ese día fue lo suficientemente productivo, das por concluída la sesión y ya estás planteándote como enfrentarte y vas planificando tu próxima estrategia y vas concretando como afrontarla para el siguiente día. Ésta es la fase de asumir el problema y de planear la estrategia de ataque.

   Ahora, si ante el problema nuevo y resulta que tiempo atrás, éste problema ya te lo habías encontrado, pues mejor que mejor, pues de alguna manera ya estás medianamente preparado. Siempre te queda el factor sorpresa y pero una vez pasada la fase de pasmo, ya parece como si todo te sonara y en realidad es así, todo te suena por haberle dado previamente, mil vueltas. Todo esto viene a que con el tiempo que llevo escribiendo, yo voy observando ciertos temas recurrentes y uno de ellos es el tema de la muerte. Había y la hay, una amiga que me preguntaba porque me salía con tanta frecuencia el tema de la muerte y claro, muchas veces me lo he planteado y ésta vez, voy a intentar explicar el porqué, no es un asunto que me resulte fácil de explicar, pero por lo menos lo voy a intentar.

Yo durante mucho tiempo viví abrazado al miedo y ese miedo, aunque era abstrato, a veces tenía una concreción que se representaba en la muerte. Sí, el miedo a morir, ese miedo ancestral, ese miedo tan extrañamente frío, ese miedo eterno pero con final. Claro que ese miedo se recrudecía con más fuerza, en grado proporcional al miedo vital. Es decir, cuanto más inseguro me encontraba en un momento vital, más fuerza cobraba el miedo y su punto final siempre acababa en el miedo a morir. Creo que durante largos años, yo viví en un estado letárgico, en un estado pre-morten, solo pensaba que yo ya había vivido lo suficiente y que había visto todo lo necesario, por lo que no necesitaba ni más vivencias ni más experiencias nuevas.  





No hay comentarios:

Publicar un comentario

YO HE SIDO MUCHAS COSAS Y A LA VEZ Y AL MISMO TIEMPO

Aquí estamos de nuevo, buscando cosas, rebuscando en otras, removiendo pasados y no dando un punto a ningún remordimiento. Le hecho hecho es...