Pensaba que ya era inmune a nuevas sensaciones y sentimientos (cuando estaba depresivo, eso pensaba). Era vivir en la antesala de la muerte, en el cuarto de al lado, siempre dispuesto a tenderme sobre el féretro frío y húmedo. A veces, dejaba ir la imaginación hacia derroteros muy negros y por tanto, ya no me valoraba en vida y como posible vía de escape, llegaba a imaginar que quizá sería más valorado una vez muerto. Bueno supongo, que ésta idea es común a todos los deprimidos del mundo, pues no es una idea muy novedosa, es una idea demasiado común en todos los que se sienten derrotados y yo durante unos cuantos años, para mí muchos, yo estuve a la cabeza de esa legión tan conocida, que son los depresivos. Ahora, con el paso del tiempo y con la perspectiva que te da la distancia, yo miro hacia atrás y me acuerdo de la oscuridad y como detrás de ella no había más que más oscuridad. Para los normales, entre los que ahora por suerte me incluyo, les parecía muy fácil dar el consabido consejo: tienes que salir del pozo porque en el mundo aún hay muchas cosas por ver y por conocer y venga a repetirlo y repetirlo y tú en cuanto asomabas la cabeza, te venía directo un misil.
Los hay que basaban sus recomendaciones en la disciplina y la voluntad, con disciplina se puede, lo que tienes que hacer es planificarte el día y cumplir todo lo que tienes apuntado, como si fuera una lista de la compra. De todas formas no quiero ridiculizar demasiado éste punto, pues creo que un cierto grado de disciplina es necesaria en el depresivo. En el depresivo impera el desorden y la falta del ánimo y el desorden te lleva a más desorden y cuanto más desorden... en el mismo grado te va aumentando la depresión. La falta de ánimo ya es otro cantar, intentan que veas mariposas y flores, donde tú sólo ves mierda y por tanto la insuflación de ánimo está abocada al fracaso. Como los terapeutas se dieron cuenta de la jugada y a falta de una terapia psicológica que fuera efectiva para elevar el ánimo, pues buscaron la vía biologicista y se pusieron como locos a buscar sustancias que actuaran de mediadores del estado del ánimo y hoy en día hay todo un arsenal de medicamentos que actúan en los neurotransmisores y a todos estos se les llamó, medicamentos estabilizadores del ánimo. Algo deben hacer, pues hay personas en las que funciona (entre las que me incluyo), pero en otras inexplicablemente no sirven ni para hacerle cosquillas. Supongo, que será como todo, pequeñas sumas de las diversas terapias, combinadas u ordenadas, con o sin medicamentos, aplicando disciplina y orden, todos éstos factores ayudan a intentar salir de la depresión.
Ahora es muy fácil buscar las causas. Pues cuando estás despejado y el ánimo te invade, es fácil hacer análisis y proyectos, es fácil marcarse disciplina y ver el aspecto positivo de las cosas. Pero la diferencia es abismal, al estar mal contigo mismo y en consecuencia con el mundo que te rodea, no encuentras ni de coña la luz al final del túnel, todo es túnel para tí y vas dando palos de ciego. Y cuando se está bien y me refiero por bien, a estar animado, a saber enfrentarte a los problemas, a meter la pata y saber como salir de ella, todo esto conforma un estado de bienestar (como suena esto, que palabra tan manida por nuestros políticos). Entonces ¿que es lo que no funciona?. Si realmente lo supiéramos no habría estados del ánimo diferentes, por lo que pienso que son necesarios ambos polos de la película, el estar bien y el estar mal. Lo único que podemos aprender es a manejar las herramientas (las dichosas herramientas de los cojones), a intentar modular los estados de ánimo para que se bandeen al mejor de los extremos y con una premisa clara, se necesita visitar los dos polos, lo único que marca la frontera es el tiempo que se está en cada uno de ellos. Si hablamos del depresivo, que coñazo es aguantarlo. Y si hablamos del tonto positivista, el que no es capaz de ver el lado malo de las cosas, éste además de coñazo, es empalagoso, corto y estúpido.
Con lo que del ánimo es un concepto abstrato y que cada uno tiene su propia tecla para ser activado. Uno se anima practicando surf y otro se anima leyendo o las dos cosas a la vez, pues no son excluyentes. !Joder!, ya me fuí de nuevo por los cerros de Úbeda y me perdí hablando de depresiones. A lo que yo en principio iba, que cuando se está dentro del submundo de la depresión hay muchos momentos que te pones a esperar a que simplemente llegue tu hora y por tanto de alguna manera te vas familiarizando y entre muchas cosas más, con la muerte, la abrazas y la haces tuya y si no cometes el simple acto de matarte o suicidarte, es por pura cobardía y porque en el fondo, siempre te agarras a una esperanza, aunque sea mínima, pero el caso es que te agarras a ella. Claro que cuando uno está en el pozo más hondo, tu actitud ante esa esperanza es esperar cómodamente sentado, es como si esperaras que te fueran a regalar una ración de ánimo, en definitiva, es una actitud totalmente pasiva.
Después de pasar largo tiempo sumergido en ese submundo, aún no sé que coño ha cambiado, para yo poder dar el paso y salir de ese pozo. Referente a la muerte, tanto que la deseas y tanto la abrazas, que hasta le coges miedo. Yo quería morir, pero quería hacerlo despues de vivir mucho más o sea yo tenía la esperanza de dejar de abrazarla. Y ahora, por fin, lo he conseguido. Hablo tanto de ella, pues para mí es todo un reto, ahora debo enfrentarme a la muerte y perderle el miedo, no el respeto, sino el miedo. Para ello debo prepararme, analizarla y sobre todo poder disfrutar del tiempo que me queda, pues estoy seguro que yo si voy lleno de vida, el miedo a morir no será tan traumático.
Y éste aspecto, el de la muerte, como el de la vejez, no es una tontería, ni le doy tantas vueltas porque me guste comerme el coco. Habría que preguntarse cuantas personas fueron más o menos consecuentes con sus ideas y con su vida y cuando se acerca la hora de la muerte, amén, van y se cagan y toda su consecuencia se va directamente a tomar por culo. ¿ Por algo debe ser?, digo yo. Yo tengo claro que simplemente es porqué se va acercando la muerte y en la medida que te vas viendo más impedido vas rebajando tus ideales vivenciales. Muchos pensadores e idealistas, al llegar a viejos, se vuelven pragmáticos y egoístas y es verdad que muchos se vuelven como niños, como niños no, !peor que niños!. Sólo hay que ver sus peleas en los viajes del Imserso, son capaces de matar por comer primero, pues en el fondo, lo que se vuelven son seres demasiado primarios : comida, caca, pis y a la cama a dormir.
Y en esas estoy, echándole un pulso a la muerte. Yo sé que ella siempre gana, morir me moriré seguro, pero lo que estoy intentando es que mientras le echo un pulso, le buscaré sus cosquillas, para así poder reírnos juntos, para asi llegar a morir dignamente. Morir dignamente es tan importante como el resto de tu vida y por eso, en definitiva, me atrae tanto la muerte, pero me atrae la muerte digna, exclusivamente.
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