Era la mañana de hoy...
tibia de entrada
aunque más tarde se convirtió en ardiente,
mañana de agosto y de inmenso calor,
los pájaros de mi calle han emigrado hacia otros mundos,
los árboles fueron podados hasta la extenuación,
los ruídos que antes eran amortiguados por los árboles,
ahora parecen tambores al sol
por tanto, les han puesto el traje de verano.
Yo sólo espero a que pase el mes de agosto
y es más...
cuando pienso en mi amado mes de septiembre,
me emociono y me pongo a llorar
y como decía aquel perpetuo optimista
que nunca jamás desfallecía...
señores y señoras... ¡queda menos!
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