SUEÑOS Y PESADILLAS

 

Hoy y quién iba a pensarlo, hace frío y llueve y si además, le añadimos el fuerte viento que va in crescendo, todo esto nos hace tener un día completo. Hoy no me puedo quejar de calores sudorosos. Ni tampoco me puedo quejar de que nadie me quiere, porque siento que hay personas que me quieren y que me quieren en plan sincero y sano. De todas formas, no se puede querer a alguien en plan maligno y con la intención de hacerle el mayor daño posible. Porque eso es no querer y porque dentro de la palabra querer va sobreentendido que lo quieres en modo sano. No hay amor sin dolor, pero si hay dolor con o sin amor. Cualquier persona te puede hacer daño y desde cerca o a miles de kilómetros y porque la distancia no sirve de coartada o de atenuante para hacer daño. De hecho, en las distancias cortas me han hecho demasiado daño y en las largas distancias también me ha pasado, menos veces, pero esas pocas veces, el dolor ha sido extraordinariamente intenso.

Por tanto, no hay distancias para el dolor, aunque para el amor la lejanía es un jándica muy importante. En la lejanía te tienes que suponer las reacciones de la otra persona y aunque muchas veces aciertes, hay otras pocas veces en que tus suposiciones serán totalmente equivocadas. Con el tiempo te irás dando cuenta de lo equivocado que estabas, claro que pasado un tiempo, tu equivocación anterior no va servir para mucho. Digo, que lo reconozcas sinceramente. Uno se va dando cuenta que con el paso del tiempo todo el mundo tiene derecho a equivocarse y yo reivindico casi todas mis equivocaciones y digo casi todas, porque hay algunas que hasta prefiero no tener que recordarlas. Ahí, reivindico al derecho al olvido. Hay olvidos que son imperdonables, pero hay otros en que eres plenamente consciente de querer olvidarlos y si lo consigues tendrás muchos puntos  ganados para ser feliz y porque olvidar a veces puede significar felicidad.

Claro que a veces y por mucho que luches contra ello, el olvido se cuela por alguna fisura de los sueños y entonces, el sueño se está convirtiendo en pesadilla. Soy mi propio testigo de algunos olvidos que recobraron vida a través de  algún sueño perdido y por tanto en estos casos, el sueño se convierte sin más, en una puta pesadilla. Y las pesadillas son jodidas para ser digeridas y la sensación que te dejan al despertar, es de opresión torácica o un fuerte dolor de cabeza o una taquicardia que te cagas. Ese día estarás jodido durante todo el día y a veces, al llegar la noche te darás cuenta de que estás paranoico y que lo de dormir, va a resultar ser una quimera. La resaca que tienen las pesadillas, es muy difícil de digerir y pueden pasar varios días hasta que liberes de ese peso extra.























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