Y yo me siento que estoy de mudanza, de mudanza interna y de mudanza externa. De la externa ya hablé lo suficiente en estos días y de la interna, no hablé, porque de momento me muevo a nivel de sensaciones. Noto algo por dentro, pero aún no soy capaz de interpretarlo. Sé que tengo la necesidad de dar un gran salto, pero aún no sé hacia donde y espero que no sea al vacío y porque tengo muchas cosas pendientes por hacer. Y si uno tiene muchas cosas pendientes, es que no quiere el fin de su existencia, quiere vivir más y quiere hacerlo a tope.
A veces pienso que hago cantos a la vida y quizá ese sea mi reto, que la vida escuche mis cánticos vitales y que me acoja y que me de sustento dentro de su seno. Yo por mí, me quedaría 30 años más y estoy seguro que cuando los cumpla, le pediré a la vida otro aplazamiento. Y eso son ganas de vivir y dejémonos de cuentos y de discursos demagógicos. La vida es corta, si la has exprimido a tope y es larga, si te domina el tedio y el aburrimiento y es amorfa cuando te dejas llevar por el vacío de la noche más oscura. Pero que quede claro una cosa, la vida no es una línea recta y por lo tanto hay oscilaciones que suben y que bajan, pero la media de todas estas, tiene que estar por encima del cero. Tiene y tiene que ser así, si quieres estar en el lado positivo del asunto.
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