Es triste comprobar que nada es igual.
No es igual hablar de causas perdidas,
que estar perdido entre ellas.
No es igual un beso al aire,
que un beso tierno y sincero.
No es lo mismo estar solo,
que en tu dulce compañía...
y es que nada es igual si tú no estás,
nada es igual... ¡nada!
No es igual uno que dos,
o dos que uno,
y es que para mí no es igual,
y no sé como será para los demás,
pues yo soy yo y los demás son otros,
y dudo que entre tú y yo
haya puentes colgantes
o túneles que bajo tierra nos unan,
hay eso sí, mundos sin fronteras,
y autopistas sin peaje,
y hay sobre todo,
muchas noches de luna llena.
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