Siempre me quedará la duda
la duda de haberte conocido de otra forma y manera,
la duda sobre nuestra compatibilidad incompatible
sobre nuestra destreza de reflejos en casos extremos
sobre nuestra caída al infinito y por un precipicio que nos era desconocido
y si tuviéramos alas en cambio de miedos y temores
y si la risa se hiciera contagiosa y corriera como la brisa
y si en cambio de un amor imposible
buscáramos un amor aún más imposible.
Siempre me quedará la duda de aquél día,
la playa, el mar, el cielo, la arena, la duna,
el olor a alga y sal, el graznido de gaviotas,
la sombra de aquellos pinos,
tu abrir y cerrar de ojos,
tu risa limpia y verdadera,
mis palabras saliendo a trompicones,
y mis mejores recuerdos
que me hacen tan feliz como aquél día.

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