Ella (la medicina) tiene su tiempo relativo y yo se lo concedo con sumo gusto. Pero hasta ahí es donde llego con la medicina y a veces es verdad que pongo un poco más de mi parte y por ser tan amplia y difícil su materia. ¡Joder! para ser médico hay que currárselo, primero hincando los codos y hasta que casi sangren. Después, la carrera es más larga que un día sin pan. Y tercero, al principio sales a currar como si fueras a salvar vidas y en realidad en tus primeros trabajos, no salvas vidas y ellos solitos (los pacientes) son los que se salvan a si mismos y porque el no tener ni puta idea tiene esas consecuencias y que gracias a las santas chuletas, no suelen ser tan catastróficas.
Vamos a ver... como explicaros que entre la teoría y la práctica hay un puto abismo que a veces se hace interminable e insondable y cuando acabas medicina eres como un miembro de la secta de Confucio. Por tanto, te sientes confundido y perdido entre el mundo de Dios y del Demonio. Pero coño, delante de ti tienes vidas humanas y eso te hace tener que espabilarte a toda hostia y al final, sintetizas como buenamente puedes, toda la medicina dentro de una puta libreta toda comprimida de datos y excepciones que ni puedes leer y que además quieres que a la vez sea el libro gordo de Petete y un manual de bolsillo de consulta rápida y que cabe en cualquier lugar y sitio donde pueda ser disimulado y que lleva apuntadas todas las dosis de fármacos y cuantas veces al día hay que tomarlas y etc y etc... En ese dilema cabe, cada 8 horas o sea tres veces al día y cuando no estabas muy seguro del pastel le decías: esto debe tomárselo dos veces al día o sea cada 12 horas y porque así nunca te ibas a pasar de dosis. Posteriormente me fuí dando cuenta de que el asunto de las dosis y tomas, no importa tanto, que hay tanta gente empastillada y que en cambio sigue toda vivita y coleando, que lo de la tomas cada equis horas es como decirlo, una puta tontería casi sin importancia. Y somos drogadictos ¿no que va?. En realidad, ¿que somos?...pues muy fácil... somos los reyes del mambo que vamos hasta el culo de drogas.

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