A mí a veces me cuesta ver las cosas evidentes y una de ellas es que en donde yo vivo, pues pasa y esa es la realidad, que casi no viene en el mapa. Es tan minúscula esta Isla que cuando digo que yo vivo en Menorca, es como decir que yo vivo en un cualquier 5º piso de Manhattan. Pero hoy en día y gracias a San Google se puede fácilmente localizar. Pues así hice hoy, ví que entre la gente que me había visitado en mi Blog que había alguien que era de Aruba. Sí, de Aruba, tal y como suena. Pues resulta que es otra pequeña Isla situada en las Antillas menores, que fue colonia española y posteriormente holandesa y que por su tamaño y número de habitantes, tiene un tamaño parecido a la Isla de Menorca.
Pues ya alguien más me puede comprender un poquito mejor, aunque por lo que leí de su clima, casi carece de crudo invierno, que es el tema fuerte y duro de Menorca (aunque para mí y personalmente, el verano es insufrible). Vivir a la largo del año en un clima tirando a primavera verano y sin la densa humedad que hay por esots lares, dulcifica mucho tu existencia. El tema de las Islas pequeñas tiene su aquél, pues no sé el porqué, pero debe ser para sentirse mejor entre ellos mismos van y organizan de vez en cuando, como unos Juegos olímpicos paralelos, a los que acuden sólo pequeños territorios e islas.
Algo debe unir a esos pueblos, sí, el que son pequeños y que son Isla. Y eso significa aislamiento del Estado del que dependen y además de la que tienen físicamente debido al mar. De todas formas si hay algo en común en territorios insulares pequeños, que el aislamiento es bestial (unos más que otros) y por tanto tienen un instinto de supervivencia mayor y más terco, al igual que tienen aumentada la desconfianza hacia los foráneos o forasteros. Se cierran más, se defienden de los agentes externos, se autogestionan mejor, se autoabastacen y las relaciones entre ellos a veces rozan la consanguinidad (más antes que ahora).
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