Los resentimientos no se olvidan, los resentimientos se guardan en lo más profundo de nuestra memoria colectiva y claro, si surge algún listillo que sepa darle forma y contenido a esos resentimientos, ya tenemos una guerra patriótica. Si uno sabe sacar las cosas de la memoria colectiva y recordar que hace mil años los que viven al otro lado de la frontera, pusieron la línea de separación entre ambos países un metro más dentro de nuestro territorio (o eso, nos contaron), ya tenemos la gran causa patriótica que justifica la guerra.¡Un metro de un puto terreno de mierda!.
Lo demás es pura literatura bélica, que los del país vecino tiene cuernos y una cola de dos metros, que se comen a los niños a lo crudo, que se afeitan la cara a pedradas, que usan los fémures de sus antepasados como bastones, pues todas estas cosas sirven como suplemento que llena más, nuestra causa u honra patriótica. Y cuidado si nos invaden esos salvajes de al lado y además debemos vengarnos de lo que le hicieron a nuestros abuelos y como si alguno se acordara de lo que le hicieron a nuestros abuelos y además vete a saber lo que hicieron realmente. Pero cuando se crea una bola de nieve, después ya no hay quién la pare, al revés, crece y crece y después nadie se acuerda del porqué ha empezado esa puta guerra. Pues yo sí me acuerdo y ese guerra empezó por un puto METRO de tierra y que en principio era tierra de nadie.
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