Pues si señor, ya estamos en Noviembre del 2.015 y parece que fue ayer cuando se acabó el verano y por eso dentro de un día o casi..., estaremos en Navidades. A medida que uno envejece, el tiempo se estrecha y los años se convierten en meses y los meses en días y así, sucesivamente y al final, todo se junta en un puto pañuelo lleno de mocos, recuerdos y algunas pesadillas. A partir de ese momento ya no vas a saber y por nunca jamás, que es el aburrimiento y el esperar a que pase el tiempo. Esa historia será agua pasada y será una historia que has vivido cuando eras un joven imberbe y lleno de espinillas. Después de esto, sólo empezó el descuento del tiempo.
Claro que algunos tienen el don de parar el reloj del tiempo y conseguir y por su cara bonita, más cantidad de tiempos muertos. Sí, algunos tenemos ese DON e incluso lo tenemos multiplicado por dos o por tres, pues poseemos la capacidad de volver a nuestros viejos tiempos y sin acritudes y sin antiguos resentimientos. Lo que quiero decir, es que podemos volver al pasado y volver a él, eliminando toda la mierda de aquellos tiempos: liquidar los marrones, los malos rollos, tus horribles actuaciones (que fueron bastantes y bastante jodidas) y eso todo, lo puedes hacer dentro de tu mente o sino a veces, lo puedes resolver haciendo llamadas telefónicas o escribiendo cartas y mensajes, que al final, no van a servir para nada, salvo para limpiar de alguna manera tu mala conciencia.
La cosa consiste en volver al pasado, pero sin hundirse en aquél temporal de aquellos tiempos, o sea solucionar los deberes pendientes y una vez hecho esto, liberar y como un ejercicio de exorcismo alucinante, tu conciencia de toda aquella mala mierda. No siempre tienes el resultado garantizado, pero el que no arriesga no soluciona y además en ésta vida, nunca hay plena garantía de nada ni de todo.
Es que no sé como decirlo, pero creo que lo expresa perfectamente una frase: "pones la pelota en el otro tejado y el tuyo queda limpio de pecado". Si le pides perdón a alguien a quién le hiciste daño y lo haces sinceramente y por escrito y bien firmado, a partir de ahí, el problema va a ser de él o de ella y porque le has dejado el perdón en sus manos y haga lo que haga y diga lo que diga, ya es su responsabilidad y no la tuya. Liberar tus demonios es algo muy reconfortante y si el tío o tía no te contesta, pues señores y señoras, que le vayan dando por todos y cada uno de sus orificios naturales y anti naturales. Ha pasado casi una vida y aún así, tú has tenido los bemoles de escribirle pidiéndole mil perdones y en cambio a él o a ella, le siguen teniendo vivas las pirañas del alma.
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