Llevar a cuestas tal cantidad de palabras
y el peso de tantos versos sueltos
y de tantas miradas que uno tiene que hacer hacia dentro
y regalar otras tantas y más,
hacia lo que nos envuelve y rodea...
todo esto...si lo pienso dos veces
me siento obligado a decir:
la poesía cansa mucho
y ser poeta todos los días, cansa mucho más.
A veces
prefiero quedarme a descansar en cualquier lugar
que sea fresco y agradecido,
y hacerme más entrañable y amable con lo cotidiano
y a su vez,
ser más empático con mis ideas y las ajenas.
En fin
hay días en que prefiero
sentirme un ser incompleto
que el más completo de los imbéciles
que se hacen llamar
"poetas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario