ESTABILIDAD


Dicen, que la vida siempre te da lo que te mereces o que te devuelve de alguna manera lo que tú le has dado. Claro que esa devolución no siempre es equitativa a lo que tú has puesto en el asunto y me refiero, a que tu entrega y devolución, se queden en el punto justo de la balanza, los dos en el punto del equilibrio. Pero no existe ese punto justo, hay un punto de más o menos, lo hay claramente de menos o lo hay a veces, demás, pero solo a veces. Haces poco y te devuelven mucho o haces mucho y te devuelven poco o te devuelven más o menos lo que tú pusiste.
Yo creo que si tengo que valorar el asunto del que estoy hablando, me pondría entre los que más o menos se sienten compensados. Pero yo no soy fácil de valorar, pues soy un tío que siempre dí y anduve a trozos y por momentos, nunca tuve una estabilidad en esto del dar o del no dar. Hay días y momentos que hubiera dado mil vueltas al mundo por una persona y en cambio en otros días, no movería ni un dedo por esa misma persona. Y tardé mucho tiempo en comprender que soy así de bipolar, pues antes vendía a los demás ese momento tan alucinante que estaba viviendo cuando me sentía feliz de la vida y como si fuera a ser eterno. Pero no para hacer daño lo vendía así, sino por esa necesidad que yo mismo tenía de querer ser un tío estable y feliz.
Estabilidad y estabilidad dentro de mi desorden personal. Pero saber que yo era un ser inestable...me creaba más ansiedad y todo porque estaba el miedo haciendo de las suyas. Y ante el miedo y el miedo al estar o al quedarme sólo, yo me aferraba como a un salvavidas a la estabilidad que me daba estar con otra persona. Porque ésta vida es una lucha continua por la estabilidad y para ser estable necesitas tener amigos o no y para ser estable necesitas pareja o no y para ser estable necesitas un trabajo estable o no y todo tiene que ser pura estabilidad o no. Y aceptar que uno vive dentro de la inestabilidad, es un trabajo mental que me ha costado la friolera de 58 años de mi existencia, 58 años para asumir que yo soy así y que yo vivo y que por fin lo sé, que yo vivo dentro de mi particular caos. Ahora, con 66 años, sé que sigo instalado en mi caos particular. Y os juro, que no pasa nada...que mis ganas de vivir siguen en pie. Y ya con 68 años, puedo afirmar absolutamente lo mismo que lo que decía a los 58 y hasta afirmar que siento placer por ser un tío inestable y que además, no tengo remedio ni lo tendré nunca.



















No hay comentarios:

Publicar un comentario