Hoy es Viernes y lo es todo el día. Y mañana es Sábado y entro de guardia de 24 horas. Y me cago en todo. Lo peor de currar son los prolegómenos. El día anterior es el que estás más hundido y tocado. Y más si mañana es un puto Sábado de mierda, donde como Sábado en sí, debería estar prohibido currar (eso ponían las santas escrituras). Y con estas calores apetece mucho menos. Si uno quiere castigarse un poco más, sólo tiene que ponerse a pensar en una asistencia médica de emergencia en una playa toda petada, ya sabéis: el puto sol sin filtros, la arena de playa introduciéndose hasta por la raja del culo, el sudor en plan piscina y mezclado con la arena hacen una masa alucinante que se parece a la de una empanada de bacalao con pasas. Y sigue el sol atizando y los curiosos de playa fisgoneando y opinando: éste hombre está más muerto que vivo. Y no sé si le hacen el masaje correcto. Y no lo chispan y tal y como hacen en las películas donde todo lo chispan.
La ignorancia al poder y la osadía ridícula, también. Los opinadores, son personas como tú o como yo, que simplemente opinan, pero eso sí, que opinan cuando nadie le pidió su opinión de mendrugo. Y hasta hay algunos que se atreven a decirte cosa y te increpan de como debes hacer las cosas, porque su conocimiento está basado en la evidencia científica de la tele o de una película de ciencia ficción en la que le metían a uno (al que yacía muerto en paro) un puto electrodo por el mismo Culo y resucitaba y todo y después de unas cuantas descargas de 5.000 amperios en pleno Intestino Grueso. Ahora bien, en cuanto resucitaba, lo primero que hacía era cagar en plan diarreico.
Pues ¿qué pasa?...pues pasa que en las playas hay muchos marcianos en traje de baño que saben de todo un poco y con el sol en plan voraz y asesino, pues saben mucho más. Primero, que la gran mayoría de los playeros se aburren hasta la extenuación. Segundo, que lo que podía hacerse en media hora o sea, uno o dos baños y un poquito de sol, lo dilatan tanto, que al final son varias horas al sol que más calienta y eso y perdón por la repetición, les calienta y les abrasa la sesera y al final, se ponen y están insoportables. Los viejos como yo, lo llevamos peor. Ya no tenemos cuerpo para esas calenturas solares. Yo me defino como un buen buscador de sombras y a la primera que veo, allí estoy. Pero hay algunos que persiguen ese bronceado con olor a quemado o a piel chamuscada y debe ser porque en el espejo se deben ver más guapos. En cambio a mí me entusiasma el moreno obrero, camiseta de tirantes marcada por el bronceado de mi piel expuesta y por dentro de color papiro paleto. O sea por fuera, blanco como la misma nieve y por dentro, más blanco, todavía.
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