La felicidad que me diste
que a veces noto como se mueve la bala que me dejaste
cerca de mis costillas.
La felicidad debía ser infinita alegría
pero en mi caso fue un espasmo alegre
duró lo que dura un instante
me crujieron todos mis huesos
y me reventaron el alma y el cerebro.
Pero después,
vino la resaca en forma de dolor insondable,
hasta que un día y no sé como...,
tuve un estallido dentro de mi viejo cuerpo,
salió una burbuja de oxígeno de mi propia sangre
que me hizo reclamar
que todavía seguía vivo.
Y en eso estoy ahora,
en seguir viviendo...

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