Cada día me parezco más a mí
o me aproximo más a aquella idea que tenía de mí
cuando me daba por imaginar
como sería al llegar a viejo.
Pues aquí me tenéis:
viejo pero sin olor a podrido,
maduro pero sin exceso de fermentación,
entrañable como aquél viejo
que me gustaba imaginar en mis sueños.
Soñador por los cuatro costados.
Arrugado y abigarrado como un higo seco.
A veces simpático
y a veces, estúpido.
Piel seca y acartonada
pero eso sí, muy sensible.
Mis ojos siguen siendo de verde esperanza.
Mi cuerpo hace tiempo que dejó de ser cuerpo danone
y se está convirtiendo en cuerpo batracio.
Sigo igual o peor de mal hablado.
Mantengo en pie la misma ironía.
y me sigue encantando
sonreír mientras estoy escribiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario