Con mi madurez de niño incomprendido
y con mi armario repleto de ropa
que con el debido rahora no puedo usar,
voy a estribor y a babor,
y en definitiva
voy queriendo lo que no debo querer.
Creo que siempre he pecado
de querer lo que no puedo querer.
Y así, me fue...
Y todo esto dicho,
sin remordimiento que me coma a mordiscos
y todo esto dicho,
sin un atisbo de venganza
y sin que corra la sangre bajo mis pies.
Véis lo que soy,
pues así, soy,
Así de simple
y así de complejo
y así de complicado.
Y de nuevo demuestro
que uno más uno son dos
y la solución no está
en decir que somos dos siendo uno
y porque insisto,
somos dos y muy diferentes.
Al final,
somos dos
pero a veces
somos uno
y muy de vez en cuando
somos dos en uno
pero solo muy de vez en cuando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario