De lejos, soy un punto negro.
De lado, soy atravesado,
cuesta meterme de lado,
pues soy de perfil difícil
y no llego a ser delincuente, pero a veces lo rozo...
De frente, soy claro y contundente,
aunque con el paso del tiempo,
de cada vez me va gustando más la niebla de la madrugada
y los días de intensa y persistente lluvia,
debe ser que de cada vez me estoy volviendo más íntimo.
Me gusta lo mío y lo que me rodea.
Me gustan los paseos bordeando el mar,
y los septiembres lluviosos y llorosos.
Adoro el otoño y sus colores.
En el invierno me ovillo y me hago nido.
Me encanta cuidar de mis estancias,
y que a su vez, ellas cuiden mi presencia.
Las tardes me entusiasman,
entre las 6 y las 7 de la tarde
suelo perder la referencia del tiempo,
y siempre acabo pensando,
que el tiempo se para,
pero no se para
y lo que se para, es mi mente y es mi alma.
Y cuando llega el ocaso se encienden mis luces,
soy un lunático incomprendido
que no tiene remedio...
y en cuanto la luna se desnuda
yo me desnudo junto a ella
y después...
ya es cosa nuestra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario