Jueves 22 de Agosto y yo con estos cuatro pelos que tengo y que me quedan. Claro que hablando de pelos, no alcanzo a comprender como en la peluquería que tengo enfrente de mi casa, me cobran 12 euros por el corte de pelo. Señores, mi corte de pelo y al ser éste un bien bastante escaso sobre mi cráneo, a la peluquera le lleva exactamente 3 minutos de mierda y eso que la mitad de ese tiempo se le va en recortar cejas, pelos de la nariz y de las orejas. Pues ya se sabe que con la vejez crecen más los pelos de esas partes tan innobles (cejas, nariz y orejas) y de otros tegumentos cutáneos y uno si se deja ir un poco a groso modo y al libre albedrío, se va pareciendo al Brezhnev de sus mejores tiempos (Y para muestra, la foto).
Pues mira que se cuelga la peluquera...12 euros de mierda por un puto soplido (el que da al final con el secador de pelo) y por cortar cuatro pelos distonantes en medio de un desierto calvo y brillante. Si lo llevo a saber antes, me voy a Turquía a que me implanten unos cuantos matojos de pelos deslustrados. Y todo por el módico precio de 3.000 euros (implantes más desayunos, comidas y cenas, más estancia en hotel de 3 o 4 estrellas más el puto viaje de ida y vuelta). Y a mi por unos cuantos tijeretazos en dos minutos, va la pajarraca y me cobra 12 euros y mi viaje es cruzar la calle y subir tres escalones, aparte que yo soy el que pongo mis patas como medio de locomoción y transporte. Claro, la tía me busca las cosquillas y llegará el día en que me harte de pagar 12 euros por nada...y no sé...y hasta puede....... que iba yo andando un día por la acera de enfrente de mi casa y de repente tropecé con una piedra que estaba aposentada en medio de la acera y en fin, le di una patada espectacular (sin querer, claro) y no se como hizo la puta piedra de los cojones, pero fue a parar a la cristalera de la peluquería. Esas cosas pasan y yo doy fe de ello y porque los designios del señor son inescrutables, pero lo que me queda muy claro de todo esto, es que esa piedra estaba destinada a romper esa cristalera en concreto.
Y esto no son amenazas, más bien son malos pensamientos que un día tomarán forma y cuerpo y porque al demonio lo llevas muy adentro. Enfrente tengo la cristalera y la veo todos los días (a la cristalera, a la peluquera la veo mucho menos) y 12 euros paquí y 12 euros pallá y dale y toma y vueltas y más vueltas y sigue la cristalera entera y de nuevo los 12 putos euros y mis 4 pelos y Brezhnev y sus putas cejas y sigue la cristalera enterita y en Turquía te lo hacen todo por 3.000 euros y decido que cuando la peluquera eche el cierre, pasaré a dar una vuelta por la acera de enfrente y entonces me supongo que tropezaré con esa piedra (a la cual estaba destinado) y ya sabemos como acabará éste cuento que os acabo de contar...
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