Claro que ahora a las mañanas las estoy convirtiendo en verdaderas mañanas y las estoy haciendo largas en el tiempo y en esa tarea estoy ahora, en hacerlas extraordinariamente largas pero que nunca serán aburridas. Las mañanas, que son relativamente nuevas para mi alma y mi mente, pongamos que desde un puñado de años o a lo sumo dos puñados. Antes a mi reinado lo situaba en la noche y en el paso de algunas tardes. Antes había muchas tardes en que me aburría y simplemente dejaba pasar el tiempo entre el tedio y el aburrimiento y en cambio algunas tardes eran entrañables y brillantes. Las noches, de las noches tengo muy buenos recuerdos, pero si me pongo a sumar y restar, hubo pocas noches en que realmente me sintiera iluminado. Pasa igual que con las borracheras, que coges una muy buena y las cien siguientes son terribles de malas, pero te pasas media vida viviendo de aquella borrachera tan bucólica. Como los amores, que funcionan uno de cada diez y ese amor único que has tenido una vez, lo conviertes en tu santa santorum y en tú razón de ser y de estar por la vida. De los otros 9 casi no hablas y porque de los malos rollos nos gusta hablar muy poco.
Pero en la vida, en la puta vida que nos ha tocado vivir, no tienes 10 oportunidades y para fallar en 9. Tienes sólo una única oportunidad y la coges o la dejas. Si decides cogerla, hazlo contra viento y marea, mantén el rumbo y aprovecha los elementos, el mar, el viento, la lluvia, el fuego, el deseo, el ansia por ser mejor persona, deslízate por las oscuras cuevas que alguna vez tenemos que recorrer y hazte triunfador de batallas que se salen de la imaginación, cuando te derrumbes levántate de nuevo y ese debía ser tu lema, levantarse después de caer y volver a levantarse después de caer otra vez. Nadie ha nacido aprendido y sabio, todos tenemos que tener tropiezos y caídas. Lo único que tenemos asegurado en ésta vida de mierda (por decir algo) es que nos moriremos y ahí sí que no vale de nada tener mucha pasta o mucha fama, aunque con buena pasta la vida se puede prolongar un poquito más, pero por ejemplo si te ataca un cáncer asesino no hay pasta en el mundo que lo pueda remediar.
Nosotros, los humanos que andamos por las calles y que a veces recitamos o escribimos poemas y cantamos canciones, somos un ejército de almas en pena que hablamos de amor y nos contamos cuentos mágicos. Nos queda eso, nos queda la imaginación y el poder que tiene. Tenemos una varita mágica dentro de nuestra cabeza y cuando nadie nos ve encendemos la luz de nuestro faro. La imaginación al poder, pero que sería de la imaginación sin el amor. No sería nada.
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