Miércoles 31 de julio y otro mes ha pasado y me duele en parte, pues yo al mes de julio le tengo aprecio. Al mes que viene, al mes de agosto, no sé lo tengo y porque suele pasar que las temperaturas ascienden aún más todavía y la isla en la que vivo se peta de guiris, se llena hasta la bandera y se convierte en un hervidero y mo solo pasa en esta isla, pues allá adonde vayas y ya sea en España o en el resto del mundo, es imposible poder disfrutar de una vacaciones con un mínimo índice de calidad. Total y en consecuencia, el mes de agosto y ya sea por a o por b, lo pasaré en casa. Dicen que viajar te da vida y es verdad que te la da, ahora bien también te da vida, leer, escribir, ver las mejores películas, relacionarte con los demás, observar y e ir sacando tus conclusiones. No todo en la vida es viajar, pero tampoco lo es el escribir todo el tiempo y el quedarte atrapado entre estas cuatro viejas paredes. Cada uno se define como quiere o así debía ser la cosa y yo me defino como un ser que ama las sombras y los lugares más oscuros, aunque después y por momentos, busco la luz del sol más brillante y me quedo como extasiado contemplando su intensa claridad de astro. Amo el poder de la sombras pero también amo el inmenso placer de los claroscuros.
El sol en directo me molesta un huevo y porque no soporto esa sensación de sentirte pan tostado que empieza oler a quemado. El sol es divino de buena mañana y cuando se está acercando el ocaso. Después en el resto del día me encanta desenvolverme entre las sombras de mi vieja casa y hacer noche en pleno día o casi. Cierro las ventanas, bajo los estores hasta que toquen suelo, encienda el aire acondicionado y hasta que mi cuerpo indique que me siento fresco, vivo y reluciente. Después y cuando mi medio ambiente lo encuentre en condiciones óptimas como para ser habitado, me siento en mi butaca de la escritura y desde allí me pongo a contemplar todo lo que veo y siento a mi alrededor y mi alrededor puede estar a miles de kilómetros de distancia o sin ir más lejos, a varios metros de mi presencia. La mayoría de mis viajes, son siderales, aunque en el fondo de todo, todo esto es un decir y porque todos hemos tenido viajes espaciales y especiales y viajes con drogas y hasta con muy malas y peores historias.
Todos hemos viajado al pasado y a veces, nos hemos quedado atrapados en él. Otras veces nos anclamos en el presente y porque no queremos ver más allá de nuestras narices. Y por último hacemos viajes futuristas que suelen tener relación con el espacio y con un puto desastre nuclear que ha ocurrido aquí en la tierra. Es decir, la vida en la tierra es un puto desatre de mierda y porque todo está absolutamente escarallado y bueno y para darle un toque de optimismo al asunto, pues resulta que te da tiempo a coger el último vuelo espacial o que justo y cuando el mundo está petando, ya estás volando a miles de kilómetros del planeta tierra. Y lo que ocurra después y dentro de esa nave y hasta donde llegue ya depende de otros factores que ya no dependen de nosotros.Digamos, esto sería la segunda parte de todo éste tema que os acabo de contar.
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