De entre mis propias cenizas surjo yo, como ave fénix. Aunque en éste momento me siento más esqueleto que persona, me dió un trayazo un virus covid que casi me deja tieso. Un mes en la basura, un mes de mierda en que no era capaz de hacer otra cosa que ver la tele y dormir y dormir como un cerdo infeliz e insatisfecho. En un mes son mis primeras letras y porque el puto virus de mierda se había llegado consigo todas mis grandes ganas de vivir. Es curiso observar como un cerebro productivo y pletórico se puede convertir de un día para otro en un objeto sin vida y sin sustancia, insípido, anodino, insaboro, sin chispa y sobre todo sintiéndose molesto con su propia existencia. Todo lo que significaba pensar me resultaba agresivo y como si el pensar fuera mi principal enemigo. Y mira que tengo por ahí enemigos que son un pedazo de cabrones, personas malas por naturaleza, perversas porque en la perversidad fueron criadas, iracundas y agresivas, que yo sé que doy un giro sobre mi mismo y me pongo en plan sincero sobre lo que pienso de esas malas personas y tenemos la tercera guerra mundial montada. Por eso a veces, ni me planteo perder el tiempo con ellas y porue en ésta vida tienes dos opciones, una es recrearte en lo más negro de la raza humana y otra es pasar de éste asunto y poner manos a la obra en la construccción de una mejor vida.
Yo pensaba que no era positivista y cada día me demuestro, que de cada vez lo soy más. Debe influir el poco tiempo que me va quedando y ya sean meses y ya sean años o décadas, pero el tic tac del reloj cada vez lo oigo con más fuerza y eso me hace pensar en que debo aprovechar el tiempo hasta su médula. Aunque mi poblado interior en estos momentos está más que jodido, pues fue arrasado por un puto virus y ahora toca la desagradable tarea de reconstruírlo todo. Desagradable, porque a lo largo de mi vida lo he tenido que hacer un millón de veces y lo repetitivo a veces cansa y agota. Pero el tema está, en no querer todo de repente, darme tiempo para recuperarme poquito a poco y volver a ser tan bicho como lo era antes. Y no estoy al cien por cien, estoy más o menos al 80% de mi mismo, pero es de lógica el suponer que poco a poco iré medrando y hasta puede que pase de mi cien por cien. Oigo de fondo los berridos de una tipa que le mete a su bebé y claro el niño llora y llora y ella le grita de cada vez más. Debería ser denunciable, pero no sé ni en que casa o piso viven, si sirve para algo denunciar que se le chille a un hijo y porque lógicamente ella dirá que no lo hizo nunca (el gritarle). De todas formas yo fuí criado entre gritos, berridos y hostias a mansalva y no por ello me hice asesino vengativo de los actos delictivos de mi madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario