NADA ES ABSOLUTO Y TODO ES RELATIVO

 

Es verdad que muchos dicen que para escribir hay que divertirse escribiendo y obviando claramente que tienes derechoa escribir como te de la real gana. Hasta aburrido se puede escribir cojonudamente y si nos tiramos al río hasta se puede escribir borracho o drogado hasta las cejas. Pero no siempre resulta ser divertido y porque hay momentos en que uno no está para andarse con pendejadas. Yo tengo la gran suerte de haberme divertido hasta las trancas y haciendo una mierda de escritos y en cambio otros días (los menos) me sentía furioso, rabioso, penoso y hasta aburrido hasta la médula. Por tanto, no hay guiones que nos marquen la regla a seguir, ni primero haces esto y después haces lo otro, ni vas a finalizar lo que estás escribiendo cuando suene las 12 en punto. Lo difícil del escribir es saber por donde empiezas y a la vez no obsesionarte con la conclusión final y porque hay veces que pones por delante de todo el epitafio. Uno debe empezar por donde le de la gana y una vez que estás escribiendo ya saldrán otras ideas que te abren las perspectivas y te hacen ampliar tu relato. Desde luego, no hay soluciones mágicas y algunos empiezan a escribir por la conclusión final y después van desgranado hacia atrás. En cambio otros siguen el pertinente o no tan pertinente protocolo que te dictamina los pasos que tienes que dar.

Yo suelo empezar por lo primero que me viene a la cabeza y después me voy perdiendo por los vericuetos que van apareciendo en ese sinuoso recorrido y hasta que me doy cuenta que me estoy perdiendo y que por tanto, es mi deber ir recogiendo hilo y para así engancharme de nuevo al posible guión que fluye dentro de mi cabeza, que a veces es demasiado abstrato o surrealista y a lo mejor no consigo transmitir de una forma correcta mi idea principal. Pero bueno, como dice el otro, no siempre se consiguen las cosas a la primera de cambio. Toda en ésta puta vida que nos ha tocado vivir está dentro de un proceso de aprendizaje y porque nadie nace sabido y aprendido y para eso debemos estar dotados de paciencia, de observación y paciencia y para que podamos aprender de nuestros errores. Yo he tropezado muchas veces con la misma piedra y en cada tropezón he acabado por aprender una cosa nueva y porque el mismo error se puede ver desde tantos ángulos distintos que hasta hay veces que no te enteras que has metido de nuevo la pata ante una situación ya vivida y hasta que pasan unos años (a veces, son muchos) y algunos ni eso y porque son incapaces de aprender de su propio pasado. Ellos se dicen para sus adentros, la culpa es siempre del otro o de la otra y porque carecen de esa parte autocrítica que les hace ser mejores personas. Son seres de ideas fijas y su seguridad se basa en que no pueden dudar de nada de lo que están absolutamente convencidos.

Hay quién me dice a veces, pero debemos seguir un protocolo o unas normas que por cojones debemos cumplir y yo no les digo nada y porque mi silencio indica que no estoy de acuerdo con dicha opinión y porque la vida nos cambia y todo nos transforma y al final, no somos lo que éramos ni lo que vamos a ser. Hay puntos de unión a la largo de todo éste proceso llamado vida y yo tengo rasgos que me diferencian del resto pero esos rasgos se van limando y hay algunos que hasta desaparecen del mapa y sin darte cuenta resulta que te estás convirtiendo en otra persona. Otros rasgos permanecen a lo largo de toda nuestra existencia y por una muy simple razón, porque es imposible que todo se altere. Hay una esencia dentro de nosotros que permanece a través del paso del tiempo, pero también hay que saber aceptar que otra parte de nuestra esencia se va moldeando a través de los acontecimientos que te vayan surgiendo. En fin, que nada es absoluto y todo es relativo.



















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