Al final de todo,
hasta un ligero soplo de viento
te puede romper.
Nadie es invencible
ni siquiera lo soy yo
y eso que hubo momentos de mi vida
en que las nubes estuvieron a mis pies
y no era flotar lo que más me conmovía
era el ser tan ligero como una pluma
era el ser tan sensible de tacto
y tocar una célula de tu piel
era un orgasmo celestial
era volar sin paracaídas
y esperando entrar a otra dimensión.

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