Ahora que ya no estoy enamorado de nadie
que odio al enamorado,
aclaro, no al enamoramiento,
si no al enamorado de turno,
por su berza monocolor y monoteísta,
por su empanada mental,
por su ceguera periférica hacia los demás,
por su pensamiento único y obsesivo,
por su egoísmo de super ombligo,
por su falta de solidaridad hacia el que siempre le ha apoyado,
por su hola cariño, ¿que tal estás?
¡ayyyy! amoooor...
no me digas eso,
que yo también te quiero.
Y fuera de ahí,
no sabe decir nada más,
y es mencionar el nombre de la otra persona
y un largo suspiro....
y se lo ponen los ojos brillantes
como dos diamantes
y lo vuelves a nombrar otra vez,
y otro suspiro más y más largo que el anterior.
Conclusión:
su estado mental es la obsesión pura y dura,
su estado físico es la de suspirar todo el tiempo
y su debilidad
tiene nombre propio
y ésta vez
será mejor que no lo pronuncie más.

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