No todos los días son iguales,
este en concreto, es un día raro y extraño
y todo porque mi alma está sufriendo como una condenada.
Tengo que vender mi casa
(y por asuntos que aquí no voy a contar)
y cada vez que se presenta un agente inmobiliario
es una nueva puñalada trapera.
Ahora mismo
estoy sangrando por mis adentros
y no encuentro consuelo
ni nadie que me diga... ¡yo te comprendo!,
porque cada uno vive esta historia a su manera
y yo amo mi casa
y ese gran amor equivale a más dolor.
Tengo que asumir que ya voy para viejo
o que ya estoy viejo
y el subir y bajar escaleras se convertirá en un verdadero suplicio.
Asumir como propia la vejez de uno,
mirarse en el espejo y ver tu piel arrugada y desgastada
querer subir los escalones de dos en dos y no poder
sonreír y reír a carcajadas
cuando tus ojos verdes se oscurecen
y por cansancio y por haber mirado tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario