
Esto de escribir es como un deseo y como tal,
mientras sea propiamente eso, un deseo, funcionará. El problema está, en
cuanto uno piensa que ya se realizó el deseo, entonces ahí se acaba
el pan y la musa y el duende, se van. El deseo, es como lo del burro y la zanahoria, mientras
la zanahoria está delante y el burro no pueda llegar, entonces la máquina mental si funciona, no se
autocomplace a si misma y
se siente estimulada y sigue abierta a los recuerdos y a los sueños. No hay peor cosa, que sentirse complacido,
lleno, pletórico,
satisfecho a tope y así pensar que tú sueño ya se ha realizado. Este es
un pensamiento envolvente, que aniquila y encapsula tus neuronas. Lo del deseo, viene a ser el equivalente de la utopía, mientras la
utopía sea utopía no pasa nada, bueno sí pasa, uno sigue estando
estimulado, lo malo es cuando la utopía se realiza o se cree
que se ha realizado, ahí pierdes toda tu fuerza.
Me llama la atención los que
teorizan, que las utopías, son propias de los jóvenes. Pues difiero
y mucho, yo creo que soy más utópico ahora que cuando era joven, lo
siento así y aseguro que así es. La cuestión va de sensaciones y por
tanto no importa la edad, si uno tiene la sensación del deber cumplido,
es que ya está
rendido y por tanto ya sólo le toca esperar. Si al contrario, uno tiene
la sensación continua del nunca llegar, ésta será su gasolina por la
vida.
El socialismo, mientras fue utopía y por tanto un sueño colectivo,
un sueño de muchos, un sueño utópico, fue un deseo por conseguir, pero cuando se quiso concretar, el proyecto fracasó. Y falló,
porque por un lado, no se puede convertir el sueño colectivo en un único sueño.
El sueño de cada uno, es un sueño propio y como tal es subjetivo,
cada uno tiene sus propios deseos aunque en algunos aspectos se
compatibilicen con los sueños de los demás. Y el segundo fallo, fue dar por culminado el proceso revolucionario del socialismo, porque ahí empezó a burocratizarse todo y ya sabemos lo que pasó después....
Los deseos, se pueden y se deben cubrir parcialmente y entodo lo que se pueda. Pero siguiendo el manual, lo principal es que una
vez cumplido el deseo en su parcialidad, estemos formulando otro nuevo,
uno más amplio de miras
y por tanto más utópico que el anterior. En la vida hay muchas montañas que escalar,
después
de una viene otra peor, más alta, más bonita, ¡que más da!, pero ese es nuestro reto, es nuestra meta y así llegar a la siguiente y sigue y
sigue....y así hasta el final y el final es de nuevo el principio de otro posible final.