Pues hoy y como excepción estoy escribiendo a la caída del día y porque como se dice siempre: he estado muy ocupado y en realidad, no lo he estado. He estado flojo, cansado, medio dormido, cansino, aburrido, insoportable, gruñón, decepcionado, amargado, incómodo, tocahuevos, cabreado,... y éste momento no encuentro más adjetivos que me ayuden a describirme mejor. Y esto que acabo de describir ocupó el 50% de mi tiempo y el resto fue ocupado por cosas banales del día a día: ir a la compra, hacer la comida y un poco de limpieza, hacer la colada y punto y pelota. Ah¡y se me olvidaba y ver la continuación de una serie que tenía pendiente y entre a, b y c...y mis dos penosos escritos (que hice por la mañana) me dieron las 19 horas de un Sábado del mes de Enero y por tanto, otro Sábado que se ha ido directamente al carajo. E iba a decir: quedan muchos Sábados por delante, pero no es verdad y porque yo estoy en ese punto de la película en que reconozco que cualquier día de estos, puede que la espiche y la palme y al carajo los Sábados y demás meses, días y años. Ahora cada Sábado que pase es un triunfo y un gran paso adelante y por eso me siento obligado a exprimir el tiempo y cada segundo es un regalo y cada respiración es una nueva demostración de que sigo vivo y coleando. Hay que saber apreciar el paso del tiempo.
Pero tampoco hay que obsesionarse con el tema, porque con las obsesiones vienen los miedos, las paranoias y las ideas delirantes. Es decir, hay que saborear el tiempo y darle la importancia real que tiene en edades como las mías, pero nada de cuantas atrás y me quedan 100 Sábados o 50 o 10 e ir tachando los que van pasando...porque eso va acojonando y deprimiendo y la capacidad de autoengaño de un viejo puede ser bestial y por eso algunos de los míos (los viejos) se les da por estirarse la piel y se la rejuvenecen a base de injertos y de todo tipo de potingues, además, se operan los Pómulos, los Labios, las bolsas de los Ojos y se quedan con esa mezcla explosiva de cara de mono joven con cara de mono joven. Peor para ellos y porque llegará el día (que siempre llega) en que le caerá su cara al suelo y todos los pellejos y injertos se le rebelarán al mismo tiempo.
Por tanto lo que vale y además de ser lo más fácil de usar, es el jugar con valores casi relativos y casi absolutos, es decir, jugar "con los me queda mucho o poco o me queda bastante o menos o me quedan unos cuantos años y quizá algunas décadas" y esto siempre bien aderezado, "con un si Dios lo quiere". Yo no soy creyente y soy un ateo empedernido....pero yo lo digo igual y porque no vaya a ser que al final exista Dios y que en realidad sea él, el que tenga el poder de decidir lo que vivimos y además, no cuesta nada, ni a nadie le tiene que molestar. Es la teoría "del por si acaso"...
Pero tampoco hay que obsesionarse con el tema, porque con las obsesiones vienen los miedos, las paranoias y las ideas delirantes. Es decir, hay que saborear el tiempo y darle la importancia real que tiene en edades como las mías, pero nada de cuantas atrás y me quedan 100 Sábados o 50 o 10 e ir tachando los que van pasando...porque eso va acojonando y deprimiendo y la capacidad de autoengaño de un viejo puede ser bestial y por eso algunos de los míos (los viejos) se les da por estirarse la piel y se la rejuvenecen a base de injertos y de todo tipo de potingues, además, se operan los Pómulos, los Labios, las bolsas de los Ojos y se quedan con esa mezcla explosiva de cara de mono joven con cara de mono joven. Peor para ellos y porque llegará el día (que siempre llega) en que le caerá su cara al suelo y todos los pellejos y injertos se le rebelarán al mismo tiempo.
Por tanto lo que vale y además de ser lo más fácil de usar, es el jugar con valores casi relativos y casi absolutos, es decir, jugar "con los me queda mucho o poco o me queda bastante o menos o me quedan unos cuantos años y quizá algunas décadas" y esto siempre bien aderezado, "con un si Dios lo quiere". Yo no soy creyente y soy un ateo empedernido....pero yo lo digo igual y porque no vaya a ser que al final exista Dios y que en realidad sea él, el que tenga el poder de decidir lo que vivimos y además, no cuesta nada, ni a nadie le tiene que molestar. Es la teoría "del por si acaso"...