TODO ES MUY SIMPLE de Idea Vilariño


Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.























Anne Sexton


 "Hasta los veintiocho años tuve una especie de “yo” que permanecía sepultado, que no sabía que podía hacer otras cosas, aparte de preparar salsa blanca y cuidar bebés. No tenía noción de que poseía algún tipo de profundidad creativa. Era víctima del “sueño americano”: burgués y de clase media. Todo lo que deseaba era un pedacito de vida: casarme, tener hijos. Pensaba que las pesadillas, las visiones y los demonios se apartarían si había suficiente amor como para abatirlos. Hacía mi mejor esfuerzo por llevar una vida convencional, porque así fue como me criaron, y eso era lo que mi esposo quería de mí. Pero una no puede levantar pequeñas cercas blancas para dejar fuera las pesadillas. Todo se quebró cuando estaba por cumplir veintiocho años. Tuve una crisis psicótica y traté de matarme".
























Karmelo C. Iribarren

 

Con los días contados

chaval, así vivimos

todos. Esperando

a que nos tachen

de la lista. Distrayendo

la espera con tragos

y canciones. No hay más.

Puedes llorar o morirte

de risa.Como prefieras.

























Edith Södergran

 "Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás decepcionado".















"Buscabas una flor

y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás decepcionado".

LOUISE GLÜCK


 

EL ORIGEN DE TU OMBLIGO

 Que te piensas,
que tú eres dios,
y que la tierra es el origen de tu ombligo,
 que todo el universo gira alrededor de tí
y de tu insoportable ego.
Pues me parece que no,
que no, que estás muy equivocado,
cuando tú vas... yo ya estoy de vuelta,
cuando tú naciste... yo he nacido dos veces,
que me vas a decir a mí que yo no sepa,
me vas a dar clases magistrales sobre mis ansiedades,
me vas a enseñar la maquinaria de mi funcionamiento,
y es más y te lo digo y a voz en grito...
ni lo uno ni lo otro.
Yo te voy a decir como van las cosas,
van de que primero aterrices donde mejor puedas,
y que no te desmontes al tocar suelo,
van de que te limpies, desatasques y te enjabones
de cuerpo entero,
y no dejes resquicio sin limpiar
mucho jabón y un buen chorro de agua dulce,
y ahí quizá, podamos empezar a hablar.
Cada uno en su sitio,
yo en el mío y a la misma altura que el tuyo,
y los dos viendo de que va el mundo,
vemos, observamos y sacamos conclusiones,
entonces y a partir de ese momento,
podemos empezar a suponer de que va el mundo
y de que va nuestra historia,
y entonces y quizás y por fin, 
nos demos una tregua y un respiro.





Y ES QUE PARECE MENTIRA

Y es que parece mentira,
que yo diga y  que piense que la vida es así,
así de dura, así de fría y así de jodida.
La vida es demasiado fuerte para el débil
y es demasiado vital para el que se viste de tristeza,
y yo tengo en mi casa mi traje de batalla,
y unos bellos ramilletes de flores,
no sé si esas flores son salutaciones a un nuevo día
o son para depositar en las tumbas de los que han caído,
pero ¿que me importa para lo que son?,
yo con mi traje de batalla me siento cubierto y seguro
y estaré siempre dispuesto a caminar de cara y de frente
y hacia esa luz que siempre aparece al final del túnel.

 



¿CULPABLE?

 

¿Culpable?. Qué es esa palabra que se usó tanto y tanto que quizá se usó en demasía. Porque ser culpable, antes se utilizaba mucho y ahora en cambio se usa siempre matizándola y poniéndole dejadillas o palabras que amotiguan la culpabilidad del individuo. La escuela actual de Psiquiatría y de Psicología tienden a usarla poco y entonces no hablan tanto de culpabilidad sobre tus hechos o actos, sino de responsabildad. O sea tú no eres culpable, pero eres responsable de tus actos y su intención es clara y evidente, es el intentar quitarte esa mordaza de angustia paralizante que tiene la culpabilidad. Pero no deja de ser un poco complicado. Porque yo me siento culpable de algunas cosas y englobo a todas, a las buenas y a las malas y ahora en cambio, tendría que decir que no me siento culpable, pero sí responsable (pero mentiría, pues yo me siento culpable y muy culpable de algunas).
Tiene cojones la cosa y todo para quitarte el sentimiento de culpa. Y en cambio de definirte de esa forma tan complicada y en que no soy una cosa y que soy la otra y quizá no tanto, no se podía encontrar una palabra más adecuada y que no ahorrara tanta guerra de matices. O ¿es que no está del todo claro la cosa? y por eso siguen usando culpable pero con todos esos colgajos de matices que intentan camuflar la culpabilidad. Aparte que no sé donde nos lleva este asunto y porque sino te sientes culpable, entonces qué, ¿te encuentras satisfecho?. Los términos son la polla en verso y es imposible quitar el peso que lleva la palabra culpable y ese peso se llama tener sensación y sentimiento de culpabilidad.
Y ya puestos y lo digo sinceramente, a la culpabilidad no le encuentro su punto negativo y otra cosa muy distinta es que te recrees en la mierda de la culpabilidad con toda su dosis de angustia y miseria humana. Pero eso pasa con todas las cosas, pues si te sientes contento y te pasas de la raya, al final resultas ser un plasta empalagoso de mierda que siempre se está riendo a carcajadas, ¿o no?. Y es que si uno no se siente culpable, ¿a quién le vas a pasar las cuentas? Y las cuentas hay que pasarlas siempre. Porque si no, acabarás culpando al vecino y por el simple hecho de que vive pegado a tu casa y porque sobre todo, te cae fatal. Si tú eres o te consideras culpable hay que chupar y mamar de ello y joderte y sentirte deprimido y para después, levantar cabeza. Joder, que la vida no es una fiesta y ji, ji, jí y ja, ja, já y todo es divino por la gracia del señor. La vida es como es y tiene sus partes positivas y que son a tope de buenas y en cambio otras son de chupar rueda y de joderte dentro de una poza negra y donde la mierda te llega hasta el cuello. Por tanto y concluyo, hay de todo en la viña del señor y nunca sabremos en que se diferencian lo bueno y positivo de lo malo y perverso. Por encima, sí lo sabremos, pero en el puto fondo del asunto, es mucho más difícil encontrar la diferencia o el porqué actuamos de una forma y no de la otra.



Mundos botánicos. Antonio Muñoz Molina

 Para las personas de imaginación aventurera pero de carácter perezoso el mejor sustituto de las expediciones novelescas que no llegarán a hacer nunca son las visitas a los jardines botánicos, más que los libros de viajes. Sin duda hay un placer extraordinario en leer las aventuras de Shackleton en la Antártida, o el diario del capitán Franklin en los hielos del Ártico, o seguir en una buena biografía los itinerarios del capitán Cook, que llegó a Tahití cuando parecía el paraíso terrenal y avanzó mucho más al sur de lo que se había atrevido nadie, vislumbrando entre nieblas de tormenta los acantilados antárticos, o caminar por las soledades de la Patagonia o de los desiertos de Australia en las páginas de Bruce Chatwin. Pero el contraste entre el nomadismo esforzado de los relatos y el confort de la lectura es demasiado grande como para dejarle a uno la conciencia tranquila, y después de todo leer es una tarea demasiado sedentaria y demasiado intelectual, que debe ser compensada de inmediato con el ejercicio físico, para evitar ese peligro de desequilibrio entre la vida real y los mundos de los libros del que fue tan consciente Cervantes.

Un buen jardín botánico es la solución perfecta. Los árboles de los trópicos o los del Himalaya o los de las islas del Pacífico se ofrecen a la mirada y al tacto de uno y le regalan su exotismo, sin la penosa servidumbre de los animales en las jaulas tristísimas de los zoológicos, y desde luego sin los padecimientos pavorosos del explorador que se abre paso entre los pantanos y los mosquitos de una jungla, o el que se juega la vida escalando una montaña. En un botánico, a diferencia de en la naturaleza, cada árbol y cada planta tienen un letrero con su nombre científico y su nombre vulgar, lo cual es un placer para quien disfruta de la sonoridad de los bellos nombres latinos y un alivio para el aficionado ansioso que no sabe ver de verdad una planta o un pájaro si no puede nombrarlos. El problema es más grave en la literatura en español, y quizás más todavía la española, en la que la naturaleza, con raras excepciones, tiene una presencia vaga y general o directamente no existe. Nosotros no hemos tenido un Wordsworth, un Thoreau, un Robert Frost, un William Carlos Williams que celebren con precisión de naturalistas la riqueza botánica del mundo. Tenemos, desde luego, a Antonio Machado, a Miguel Delibes, a José Antonio Muñoz Rojas, pero la nuestra es en general una cultura poco permeada por las ciencias naturales, en la que cualquier referencia no alegórica o despectiva al campo, a los paisajes, a los jardines, queda cancelada por el miedo a la cursilería, o peor aún, al costumbrismo rural.

Hablo por experiencia propia. Yo creo que no me fijé de verdad en una planta hasta pasados los cuarenta años. Por miedo a parecer paletos, los fugitivos del campo cultivábamos con vehemencia el esnobismo de lo urbano. Era parte de esa negación algo neurótica del pasado que suele afectar a sociedades que se modernizan tardía y atolondradamente, y destruyen y malvenden a cambio de baratijas lo más valioso de su patrimonio popular. Por fortuna, los jardines botánicos, como algunas obras maestras de la literatura, no se dejan afectar por las tonterías de las modas culturales, y esperan con paciencia a que uno llegue a la madurez necesaria para disfrutarlos. El tiempo de los árboles es más lento y mucho más largo que el de las vidas humanas. Los científicos y los jardineros que los cuidan están menos sujetos a las veleidades del gusto que los artistas o los literatos, menos ansiosos por halagar al público. Los jardines botánicos tienen el mismo origen ilustrado que los museos nacionales, que las bibliotecas públicas y que las instituciones públicas de enseñanza. Como nacieron en la época en la que el conocimiento formaba parte del impulso general de la emancipación humana, y en el que la curiosidad científica era uno de los placeres de la imaginación, los jardines botánicos son simultáneamente lugares de investigación y de recreo, parques públicos y laboratorios, espacios de retiro y centros de enseñanza. En un país tan arboricida y tan poco hospitalario para el saber como España, cada vez que uno entra a un jardín botánico le dan ganas de pedir asilo político.
En el Botánico de Madrid hay una armonía geométrica de parque francés del siglo XVIII. La primera vez que entra al de Lisboa el visitante novelero siente enseguida que se sumerge en un bosque, en una selva tupida pero también apacible, con dragos de Madeira y araucarias y casuarinas gigantes de Australia y Nueva Zelanda, con palmeras altísimas que oscilan como mecidas por un viento del Pacífico. El Botánico de Madrid es plano y de ángulos rectos: el de Lisboa está en cuesta, y sus senderos son sinuosos, de manera que las perspectivas están cambiando siempre, y hay momentos en los que uno se encuentra completamente rodeado por una vegetación tan densa como la que atravesaban a machetazos los exploradores de los antiguos libros de viajes. En el Botánico de Lisboa, cuando el viento ha arreciado, el rumor poderoso de los árboles borra por completo los ruidos de la ciudad. Salgo de él al cabo de una visita de una hora y es como si volviera de un retiro en una montaña y de una expedición.
Fernando Pessoa escribió que se bajaba del tranvía después de un breve trayecto con el mareo de un viaje al otro lado del mundo. El viaje más exótico de mi vida, y también uno de los más confortables, lo he hecho yo en poco más de un cuarto de hora, en el tranvía número 15, entre la parada de la Praça do Comércio y la de Belém, que me ha dejado a unos pasos del Jardim Tropical, una mañana de domingo entre soleada y nubosa, en este clima que es lo bastante húmedo y lo bastante templado para que prosperen en él plantas que no resistirían los inviernos de Madrid. En el Jardim Tropical hay ficus australianos de cortezas como lomos de paquidermos, de extrañas ramas que cuelgan como estalactitas, de sistemas de raíces que se hunden en la tierra como vastas copas invertidas; hay pavos reales y grandes gallos portugueses de porte arrogante y cresta roja; hay invernaderos abandonados que parecen ruinas de puestos coloniales devoradas por la selva; hay pérgolas con azulejos de tigres, de leones, de elefantes y de gacelas; hay pórticos con tejadillos chinos que dan paso a jardines secretos en los que crecen árboles de Macao y de Goa; hay palmeras decapitadas como columnas de templos emergiendo en la jungla; hay un palacio de amplias estancias sucesivas donde se guardan tesoros cartográficos de la época colonial, anaqueles con muestras de semillas, láminas de plantas disecadas, estanterías de una xiloteca en la que en vez de libros se guardan ordenadas más de tres mil muestras de maderas. En la luz cambiante, en el sol y el nublado, el bosque era unas veces umbrío y otras luminoso. De vez en cuando me cruzaba con alguien tan hechizado como yo. De un botánico así se salen con ganas de escribir un libro de viajes.



Lucía Etxebarria

 A partir de cierta edad ya no puedes decir. "nunca he sentido algo así". Cuando eres joven sí puedes decirlo, e incluso, probablemente, en muchas ocasiones, sea la verdad.

Pero ya has experimentado el deslumbramiento de la adolescencia, esa sensación de estar subida constantemente en carrusel, y en un caballito que sube y baja.

Y ya has vivido la juventud, aquellas noches inacabables en las que todo era sexo y sudor.

Y las mañanas de sábado que pasabas en la cama sin tener que preocuparte por atender a ningún niño o a ningún familiar,
La dulce indolencia autocomplaciente de vivir centrada en ti misma y en la persona que está a tu lado.
Y un poco más mayor, ya has vivido la tranquilidad doméstica, esa rutina agradecida en la que no tienes miedo de que la otra persona te deje, porque sabes que no te va a dejar, porque sabes que cada noche, cuando llegues a casa , sus zapatillas van a estar exactamente en la misma esquina.
En fin , a cierta edad ya lo has vivido todo. Y no puedes decir algo como "nunca había sentido algo así"
Porque la otra persona , a mínimo que tenga dos dedos de cabeza, va a devolverte una mueca escéptica.
Pero sí que puedes decir " hacía mucho tiempo que no sentía algo así"
O incluso puedes decir "pensaba que nunca iba a volver a sentir algo así".
Pensaba que nunca iba a volver a sentir algo así, un deslumbramiento de relámpago.
Pero sé que el relámpago se apaga en la sombra.
Luego la oscuridad, tranquila y conocida. Después del brillo de un instante, la oscura soledad donde batallo.
Pensaba que nunca iba a volver a vivir algo así.
Pensaba que ya lo había vivido todo.
Lo todo que es el colmo de la nada,
el todo que se basta.
La hoja ensimismada en el otoño.
Madura y preparada para su caída tranquila
Ya batallé en mis guerras y me lamo las heridas.
Yo recogí mi corazón perdido
Soy una desertora entre las huestes que asaltaron el sexo.
Soy una desertora del ejército de mujeres que perseguían a los hombres imposibles.
Y te vi marcharte desde la ventanilla.
Vestido de blanco inocencia.
Apenas atisbé la despedida azul de tu mirada.
Y ahora mi deseo es como un niño que no juega
Para que no se rompa su juguete.


 


LA SALA DE ESPERA

 A nosotros no nos perdona ni dios. Ni dios, ni el demonio, ni todos los ángeles del cielo y aunque pongamos cara de corderito. Vamos, que somos los pringados del espacio y los últimos de la fila. Y pensamos que somos imprescindibles y que sin nosotros no podrá evolucionar la Tierra. Si nosotros solo estamos aquí (pienso yo) en la Tierra, porque estamos a prueba y para ver si nos comportamos lo más humanamente posible y por tanto, si merecemos la pena como seres humanos. Y eso que el programa de la vida es sencillo: nacemos, vivimos y nos morimos y por el medio hacemos alguna cosa más, por ejemplo hacemos la primera comunión, la graduación, el casamiento, las bodas de plata y oro y para culmen del asunto o sea como guinda del pastel, nos apuntamos a las excursiones del Imserso.

Y dicen las malas lenguas, que el Imserso es la antesala de la muerte o la sala de espera hacia el otro lado. Y en parte no dejan de tener razón, pues esas excursiones tiene algo de despedida o sea de último viaje antes del definitivo. Y como es una despedida hay quien prefiere hacerlo de forma colectiva y saltándose todas las reglas hasta ahora aprendidas y a lo largo de toda una vida. Pues también tienen su parte de rebeldía: comer como cerdos y beber hasta reventar, las medicaciones directamente por el water y si se puede ligar, pues se liga y aunque sea con la sonda vesical colgando (pero el ligar está en el último puesto de esa lista). Es como el último engaño, yo no tomo medicación de nada, pues estoy sano como un roble y ni soy hipertenso, ni hostias benditas y además yo la controlo, cuando quiero me la subo y cuando quiero me la bajo.

Pero bueno, ¿qué celebración colectiva no es un puto pufo?. Pues si vas a una boda, todo es pura hipocresía y quién quiere creerse el cuento, se lo cree y el que no, pues no. ¿Y un bautizo y una primera comunión?. Es más del mismo cuento, pero en otra vertiente o es otra variable sobre el mismo asunto. La hipocresía social, es nuestra realidad en los grandes eventos y cuanto más grandes más hipócritas son. Pues como somos seres inseguros, nos inculcamos normas y hasta las normas se las ponemos a las celebraciones. Y así pasa, el que no hay celebración social que no resulte una puta parodia. Normas y más normas que desnaturalizan las cosas y las hacen completamente artificiales.

Los grandes eventos, son fuegos de artificio o son como un pedo mal echado, de esos que no huelen pero que sí manchan y como manchan. Pero como la vida no es una puta línea recta, siempre hay una curva peligrosa y por esa misma curva es por la que podemos y debemos coger la puerta o salir silbando por la tangente. Hay otros mundos y que son distintos, sin reglas, ni nada que los someta a las manos del hombre. Pero bueno, yo tampoco soy perfecto y es que además no pretendo serlo, pues también me gustan y amo las imperfecciones. Las imperfecciones hacen más atractivas a las personas. Y en cambio los perfectos me ponen de los nervios. Pero eso no es óbice para saber de que va el asunto y si hay demasiada hipocresía también es mi deber decirlo, pero tampoco hay que creerse las cosas a pies juntillas. Solo son referencias o ideas generales y que la gente se les aplique como mejor le venga, y digo la gente y Yo, por supuesto. Y el que no quiera pensar, ni leer, ni escuchar, pues ya sabe, que siga así, pero que siempre siga su puta línea totalmente perfecta.



LA AMBICIÓN

 Dudar es sano, pero dudar debe tener su tiempo y porque sino nunca decidiremos nada. Y si no decidimos no avanzamos y además mientras le damos vueltas y más vueltas, viene un capullo oportunista y decide por todos nosotros. Siempre los hay más avispados y ya me lo decía mi madre y cuando era pequeñito: "hijo tienes que ser más avispado, que si no te quedarás atrás y entonces, no serás nadie y serás un desgraciado fracasado". Bueno los consejos de mi madre siempre cojeaban de la misma pata... "hijo tienes que tener ambición y porque sin ambición nunca serás nada. Tienes que relacionarte y bien con los de la clase pudiente y hacerte el importante y sino lo eres, pues haces que lo eres". Claro que le hice poco caso y la pobre me vió años más tarde, encabezando manifestaciones, que de aquellas eran ilegales (vivíamos en plena dictadura). Menudo disgusto le metí (casi la mato).

Porque en el fondo lo importante no son las palabras, sino los hechos. Y es que a veces escuchas campanas y no sabes de donde vienen y si te dice tu madre, que debes ser ambicioso, pues de alguna forma lo eres, pero a lo mejor no coincides con ella, en donde y en qué aplicas tu ambición (dos distintos significados de la palabra "ambición"). Desde luego para mi madre, yo actualmente sería un imbécil don nadie y un fracasado de mierda y un frustrado que se ha equivocado de principio a fin. Bueno y como se ve, son distintas versiones de las mismas palabras. Porque vamos a ver, yo no me considero dios en la tierra, pero tampoco y para nada, me considero un fracasado humillado y acomplejado. Esa necesidad de ser alguien y bajo el concepto tradicional, la tengo superada y  ahora, soy un don nadie médico que escribe lo que da la gana y que las dos cosas juntas, me hacer ser mejor persona. Pues para mí esto, es más que mucho y es muchísimo.

Tengo las pelas necesarias para ir más o menos tirando. Tengo un coche para llevarme de un sitio a otro. Los hijos para darles y para que a su vez, me den cariño y cuatro cosas más y que no explico porque serían demasiado guarras y ya está, ya soy Bruno al completo. Por el camino, quedan unas buenas dosis de sentimientos  que me han dado y que yo he dado. He tenido muy buenos amigos y que por diferentes circunstancias, los he perdido por el camino (no todos). Y he repartido y me han dado muchos besos y abrazos. También alguna hostia física y moral, he dado y he recibido.  Y por último, alguna traición también he cometido, pues es humano que alguna vez reniegues de tus principios, pero eso me pasó alguna vez y no muchas. Y al final el resultado, soy yo y como se dice...soy YO con mis virtudes y mis defectos. 



LA VIDA NO ES FÁCIL

 Y dicen que la vida es fácil. Y yo sinceramente no la veo tan fácil. Hombre, la veo asequible, pero no fácil y asequible significa, que hay momentos buenos y otros peores y otros que son malísimos y buenísimos. Los que más escasean son los momentos buenísimos, pues repasando mentalmente te sobran los dedos de una mano y si te pones radical, te quedas con dos o tres hechos. De todas maneras, querer sintetizar una vida como hace la historia oficial y poner un año y una fecha a cada gran acontecimiento (y sea bueno y sea malo) que has tenido, tienes sus puntos débiles. Pues una vida no es un resumen de hechos positivos y negativos, pues cada uno de ellos tiene su entorno determinado y sus porqués y sus razones de ser. Y es más, un hecho importante que hiciste hace 20 años, no te puede definir como persona, pues después has actuado y un millón de veces de forma completamente distinta. 

Claro que hay hechos que te marcan y que son como hachazos que has dado en tu vida y esos son hechos cualitativos, es decir son grandes saltos y que cambian el rumbo de tu vida. Y entonces, ¿como resumir una vida?. Bueno pues para eso se hacen las autobiografías, esas que están tan de moda y que intentan explicar porque mi papi se emborrachaba como un cosaco y perdía el control de esfínteres y se cagaba en la sala de estar o meaba en la cocina y porque mi mami se cocía a pastillas y sobaba durante una semana y para no tener que escuchar al borracho de su marido. Después y más tarde mis papis se divorciaron y entonces tuve que vivir con un padrasto, que cuando podía me metía mano y me sobaba el culo. Y ya se sabe, me casé ocho veces y tuve 20 hijos y de distintas camadas y ahora ya ni me contratan ni para hacer una película de vampiros, pues eso, que me veo en la obligación de escribir mis memorias.

Y a todo esto le llaman, autobiografía. Y por supuesto que son cosas inventadas, pues el fin en sí mismo es sólo vender muchos ejemplares del libro y por tanto, ganar más pasta. Y para vender ejemplares hay que saber lo que pide la gente y si interesa poner cosas escabrosas, se ponen y se exageran y si interesa ser más humano y más sensiblero, pues resulta que el tío o tía que escribe es el colmo de la ternura y al cuadrado. Aparte que ellos no escriben nada, pues para eso están los "putos" que escriben por él. Los "putos" a los que se les paga muy malamente por escribir y ellos son los que ponen las palabras y gran parte de la imaginación. 




MI PUEBLO Y SU POLICÍA LOCAL

 ¿Y como sigue mi Pueblo?. Mi pequeño pueblo de 7.000 habitantes y con su 10% de guiris ingleses (o sea, 700 guiris). Pues mi pueblo sigue igual, con esa cadencia de que parece que nunca pasa ni jamás ha pasado nada de nada. Parece, porque la realidad es otra y si yo investigo un poco y tengo buenos contactos entre los cotillas que van  al bar en donde desayuno todos los días, entonces me entero que a fulanito ayer le pusieron una multa y por ir en su coche todo cogorza o que en casa de no se quién y que tampoco me importa, ayer hubo bronca y gritos y hasta hubo, hostias entre hermanos. O que robaron en la tienda de al lado una manzana y mira quién lo hizo, pues menganito y eso que tiene trabajo fijo.

Es un pueblo tranquilo y entrañable, pero entrañable lo puede ser todo, hasta lo puede ser un pequeño nido de víboras disfrazadas de corderos. Así que nada de dejarse llevar por la apariencia de que mira que pueblo tan bonito y apacible. Y porque no es verdad, por dentro hay inquinas y malos pensamientos. Hay envidias vecinales, hay espías de las desgracias ajenas y hay quienes ejercen de espías de periodistas y todo lo publican en el periódico local. Y hasta hay Policías Locales (que son mi debilidad) y que son unos sabuesos investigadores y que quizá son los más listos del pueblo y de toda la Isla y si me lanzo un poco más, puede que del mundo entero.

Ellos circulan calles y calles y en busca de pistas para resolver sus complicados casos que todos los días se les presentan. Y eso es un esfuerzo ímprobo pues tienen que arrastrar sus pesados cinturones. Sí, de esos que llevan colgado de todo, desde la radio hasta el cortauñas, la linterna y las esposas para maniatar al que ellos, consideran como malo. Y andan como los vaqueros o sea como los pistoleros con dos pistolones a ambos lados, pues dado el volumen de su cinturón  cuelgalotodo, llevan las manos separadas del cuerpo o de la pelvis y como si en cualquier momento, fueran a sacar la pistola de su funda y para meterte un tiro entre ceja y ceja. Eso está bien, porque tienen que estar atentos y si se mueve una hoja, pues antes de que te des cuenta, ellos han disparado y varias ráfagas seguidas. Y ya está, pues al final la Policía Local ha resuelto un caso muy complicado, se podrá leer al otro día en la primera página de la prensa local. Y eso hay que saber agradecerlo y por eso desde aquí les mando saludos y les mando mis felicitaciones, pues es muy sencillo mi argumento: yo sin Policía Local no viviría. Sería imposible mi existencia. La mía y la de todos los ciudadanos que habitan en mi pequeño pueblo.


 




ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...