TODO ES MUY SIMPLE de Idea Vilariño
Anne Sexton
"Hasta los veintiocho años tuve una especie de “yo” que permanecía sepultado, que no sabía que podía hacer otras cosas, aparte de preparar salsa blanca y cuidar bebés. No tenía noción de que poseía algún tipo de profundidad creativa. Era víctima del “sueño americano”: burgués y de clase media. Todo lo que deseaba era un pedacito de vida: casarme, tener hijos. Pensaba que las pesadillas, las visiones y los demonios se apartarían si había suficiente amor como para abatirlos. Hacía mi mejor esfuerzo por llevar una vida convencional, porque así fue como me criaron, y eso era lo que mi esposo quería de mí. Pero una no puede levantar pequeñas cercas blancas para dejar fuera las pesadillas. Todo se quebró cuando estaba por cumplir veintiocho años. Tuve una crisis psicótica y traté de matarme".
Karmelo C. Iribarren
Con los días contados
chaval, así vivimos
todos. Esperando
a que nos tachen
de la lista. Distrayendo
y canciones. No hay más.
Puedes llorar o morirte
de risa.Como prefieras.
Edith Södergran
"Buscabas una flor
EL ORIGEN DE TU OMBLIGO
Y ES QUE PARECE MENTIRA
Y es que parece mentira,que yo diga y que piense que la vida es así,así de dura, así de fría y así de jodida.La vida es demasiado fuerte para el débily es demasiado vital para el que se viste de tristeza,y yo tengo en mi casa mi traje de batalla,y unos bellos ramilletes de flores,no sé si esas flores son salutaciones a un nuevo díao son para depositar en las tumbas de los que han caído,pero ¿que me importa para lo que son?,yo con mi traje de batalla me siento cubierto y seguroy estaré siempre dispuesto a caminar de cara y de frentey hacia esa luz que siempre aparece al final del túnel.
¿CULPABLE?
¿Culpable?. Qué es esa palabra que se usó tanto y tanto que quizá se usó en demasía. Porque ser culpable, antes se utilizaba mucho y ahora en cambio se usa siempre matizándola y poniéndole dejadillas o palabras que amotiguan la culpabilidad del individuo. La escuela actual de Psiquiatría y de Psicología tienden a usarla poco y entonces no hablan tanto de culpabilidad sobre tus hechos o actos, sino de responsabildad. O sea tú no eres culpable, pero eres responsable de tus actos y su intención es clara y evidente, es el intentar quitarte esa mordaza de angustia paralizante que tiene la culpabilidad. Pero no deja de ser un poco complicado. Porque yo me siento culpable de algunas cosas y englobo a todas, a las buenas y a las malas y ahora en cambio, tendría que decir que no me siento culpable, pero sí responsable (pero mentiría, pues yo me siento culpable y muy culpable de algunas).Tiene cojones la cosa y todo para quitarte el sentimiento de culpa. Y en cambio de definirte de esa forma tan complicada y en que no soy una cosa y que soy la otra y quizá no tanto, no se podía encontrar una palabra más adecuada y que no ahorrara tanta guerra de matices. O ¿es que no está del todo claro la cosa? y por eso siguen usando culpable pero con todos esos colgajos de matices que intentan camuflar la culpabilidad. Aparte que no sé donde nos lleva este asunto y porque sino te sientes culpable, entonces qué, ¿te encuentras satisfecho?. Los términos son la polla en verso y es imposible quitar el peso que lleva la palabra culpable y ese peso se llama tener sensación y sentimiento de culpabilidad.Y ya puestos y lo digo sinceramente, a la culpabilidad no le encuentro su punto negativo y otra cosa muy distinta es que te recrees en la mierda de la culpabilidad con toda su dosis de angustia y miseria humana. Pero eso pasa con todas las cosas, pues si te sientes contento y te pasas de la raya, al final resultas ser un plasta empalagoso de mierda que siempre se está riendo a carcajadas, ¿o no?. Y es que si uno no se siente culpable, ¿a quién le vas a pasar las cuentas? Y las cuentas hay que pasarlas siempre. Porque si no, acabarás culpando al vecino y por el simple hecho de que vive pegado a tu casa y porque sobre todo, te cae fatal. Si tú eres o te consideras culpable hay que chupar y mamar de ello y joderte y sentirte deprimido y para después, levantar cabeza. Joder, que la vida no es una fiesta y ji, ji, jí y ja, ja, já y todo es divino por la gracia del señor. La vida es como es y tiene sus partes positivas y que son a tope de buenas y en cambio otras son de chupar rueda y de joderte dentro de una poza negra y donde la mierda te llega hasta el cuello. Por tanto y concluyo, hay de todo en la viña del señor y nunca sabremos en que se diferencian lo bueno y positivo de lo malo y perverso. Por encima, sí lo sabremos, pero en el puto fondo del asunto, es mucho más difícil encontrar la diferencia o el porqué actuamos de una forma y no de la otra.
Mundos botánicos. Antonio Muñoz Molina
Un buen jardín botánico es la solución perfecta. Los árboles de los trópicos o los del Himalaya o los de las islas del Pacífico se ofrecen a la mirada y al tacto de uno y le regalan su exotismo, sin la penosa servidumbre de los animales en las jaulas tristísimas de los zoológicos, y desde luego sin los padecimientos pavorosos del explorador que se abre paso entre los pantanos y los mosquitos de una jungla, o el que se juega la vida escalando una montaña. En un botánico, a diferencia de en la naturaleza, cada árbol y cada planta tienen un letrero con su nombre científico y su nombre vulgar, lo cual es un placer para quien disfruta de la sonoridad de los bellos nombres latinos y un alivio para el aficionado ansioso que no sabe ver de verdad una planta o un pájaro si no puede nombrarlos. El problema es más grave en la literatura en español, y quizás más todavía la española, en la que la naturaleza, con raras excepciones, tiene una presencia vaga y general o directamente no existe. Nosotros no hemos tenido un Wordsworth, un Thoreau, un Robert Frost, un William Carlos Williams que celebren con precisión de naturalistas la riqueza botánica del mundo. Tenemos, desde luego, a Antonio Machado, a Miguel Delibes, a José Antonio Muñoz Rojas, pero la nuestra es en general una cultura poco permeada por las ciencias naturales, en la que cualquier referencia no alegórica o despectiva al campo, a los paisajes, a los jardines, queda cancelada por el miedo a la cursilería, o peor aún, al costumbrismo rural.
Lucía Etxebarria
Pero ya has experimentado el deslumbramiento de la adolescencia, esa sensación de estar subida constantemente en carrusel, y en un caballito que sube y baja.
Y ya has vivido la juventud, aquellas noches inacabables en las que todo era sexo y sudor.
LA SALA DE ESPERA
LA AMBICIÓN
LA VIDA NO ES FÁCIL
Claro que hay hechos que te marcan y que son como hachazos que has dado en tu vida y esos son hechos cualitativos, es decir son grandes saltos y que cambian el rumbo de tu vida. Y entonces, ¿como resumir una vida?. Bueno pues para eso se hacen las autobiografías, esas que están tan de moda y que intentan explicar porque mi papi se emborrachaba como un cosaco y perdía el control de esfínteres y se cagaba en la sala de estar o meaba en la cocina y porque mi mami se cocía a pastillas y sobaba durante una semana y para no tener que escuchar al borracho de su marido. Después y más tarde mis papis se divorciaron y entonces tuve que vivir con un padrasto, que cuando podía me metía mano y me sobaba el culo. Y ya se sabe, me casé ocho veces y tuve 20 hijos y de distintas camadas y ahora ya ni me contratan ni para hacer una película de vampiros, pues eso, que me veo en la obligación de escribir mis memorias.
MI PUEBLO Y SU POLICÍA LOCAL
ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...
Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...

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Yo tenía cinco años. La maestra escribió en la pizarra: "Todos los hombres son mortales". Sentí un enorme alivio, un gran regocijo...