
Yo me acuerdo y mucho de mis desfases y malos rollos. Tanto y tantas veces me acuerdo, que aún sigo sintiendo el frío acero de su puñalada. Yo, no soy de reconcomerme como una serpiente y flagelarme con cuatro látigos. Pero a veces pasa, que un mal recuerdo se cuela por una fisura que hasta ese momento no sabías de su existencia. No quiero, vivir de rodillas castigado por algunos aspectos de mi pasado. He tenido mucho y quizá demasiado tiempo para reflexionar sobre todo mi pasado y me he fustigado pero también ha sacado pecho y me he reconocido como una persona valiente, honesta (menos cuando jugaba con las drogas), honrada, solidaria y puede y por ahondar en algún aspecto negativo (que claro, que los tengo), demasiado orgulloso, demasiado terco y cabezón y porque no decirlo, demasiado vicioso con todo lo que alterara mi estado sensorial normal. Me gusta, sentirme distinto y diferente y aunque hay veces en que pienso en que no lo soy tanto. En fin, me gusta sentirme diferente, distinto y raro, pero que realmente lo consiga, es otra cosa diferente.
Yo no alardeo, solo vuelo y para eso, aleteo. Intento ser mejor persona y tanto lo intento, que mira por donde a mis casi 68 años sigo intentando ser un tío íntegro. Lo bueno de ahora, es que ya no me fustigo por querer hacer cosas distintas, ni por tener pensamientos que a veces, rompen los moldes de la normalidad. En lo entrañable, me siento antiguo y echo mucho de menos el romanticismo, pero en muchos otras aspectos, me considero un tío de vanguardia. He sido de todo y he trabajado de todo en plan médico y en los que hubo momentos donde no me sentí esclavo pero casi. Pero por encima de todo, he sido persona y el cariño ha estado por encima de los prejuicios y el amor ha sido el motor de mi vida.
Ahora mismo, prefiero estar solo. He estado tantas veces acompañado, que durante un tiempo llegué a pensar que no sabía estar solo (y de aquellas, era verdad). Repito, ahora prefiero y quiero estar solo, pues disfruto del día a día, amo la tarde y la noche y no me queda tiempo, para apolillar mi cerebro. No vivo del pasado, tampoco vivo del presente, pero entre los dos consigo vivir mejor y diferente. Del futuro, no me como mucho el coco y porque voy día a día y mañana ya veremos. A la muerte, la tengo siempre presente, sé que está ahí, acechando a la vuelta de la esquina y un día de estos me reventará por dentro, pero espero que me coja durmiendo o que sea tan de repente y como si un rayo me fulminara. Y en el más allá, no creo mucho. Yo creo en mundos paralelos, en las meigas o brujas o en el mago de la tribu. Me encanta lo mágico, lo etéreo, la niebla de la mañana y las noches de luna llena. Y con esos principios me valgo y me sobro.