Después de todo lo sentido,
después de estar viviendo en las nubes
y con los dedos...,
y con los dedos tocar el cielo,
después de todo eso,
descendimos a los abismos,
y regresamos a los miedos
volvimos a las madrugadas inciertas,
al ya no te quiero, pero aún te quiero,
al no me acuerdo de tus besos
pero con ellos, yo duermo, como y ceno,
a querer rechazar aquellas caricias
que tenían sus propios caminos y senderos
y que ahora son regueros de pólvora
y que arden, arden y arden
y que queman, queman y queman,
y que duelen, ¡sí que duelen!,
y duelen tanto y queman tanto,
que mi cuerpo es una bola de fuego
y no sé el como ni el porqué
y creo nunca lo sabré...,
y puede que fuera el destino
o que fuera la mala suerte de haberte conocido,
pero ahora ya es tarde para todo,
ahora, sólo retengo el olor de tus cabellos
y aquél amanecer disfrazados de temores.
después de estar viviendo en las nubes
y con los dedos...,
y con los dedos tocar el cielo,
después de todo eso,
descendimos a los abismos,
y regresamos a los miedos
volvimos a las madrugadas inciertas,
al ya no te quiero, pero aún te quiero,
al no me acuerdo de tus besos
pero con ellos, yo duermo, como y ceno,
a querer rechazar aquellas caricias
que tenían sus propios caminos y senderos
y que ahora son regueros de pólvora
y que arden, arden y arden
y que queman, queman y queman,
y que duelen, ¡sí que duelen!,
y duelen tanto y queman tanto,
que mi cuerpo es una bola de fuego
y no sé el como ni el porqué
y creo nunca lo sabré...,
y puede que fuera el destino
o que fuera la mala suerte de haberte conocido,
pero ahora ya es tarde para todo,
ahora, sólo retengo el olor de tus cabellos
y aquél amanecer disfrazados de temores.